El uso de ostras para proteger las costas canadienses se presenta como una solución prometedora frente a la erosión y el cambio climático.

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Las ostras no son solo un manjar apreciado en la gastronomía mundial; también están emergiendo como una solución natural para la protección de las costas canadienses frente al cambio climático y la erosión costera.

Expertos en el país indican que la restauración de los bancos de ostiones puede mitigar el impacto dañino de las olas y reducir el riesgo de desastres relacionados con el clima.

En el contexto de la devastación de huracanes como Sandy en 2012, que ocasionó severos daños en la costa este de los Estados Unidos, se ha revitalizado la discusión sobre la importancia de los arrecifes de ostras.

La tormenta causó una destrucción masiva en áreas como Tottenville en Staten Island, Nueva York, donde la pérdida de arrecifes naturales debido a la sobrepesca y la contaminación dejó a la comunidad vulnerable.

A diferencia de la infraestructura tradicional, que permanece estática, los bancos de ostras tienen la capacidad de adaptarse y crecer a medida que suben los niveles del mar, ofreciendo así una protección continua.

El proyecto Living Breakwaters, dirigido por la firma de diseño paisajístico Scape en Nueva York, se centra en la reconstrucción de estos arrecifes en las costas del sur de Staten Island.

Constructores han completado la instalación de 730 metros de rompeolas para frenar las olas y han comenzado a planear la inserción de ostras para mejorar el hábitat marino.

Según Giovanna Kupiec del Billion Oyster Project, cuando las ostras forman un arrecife de gran escala, pueden crear un efecto denominado atenuación de olas, que mitiga la energía de las olas que impactan la costa.

En Canadá, la necesidad de soluciones naturales para la protección costera es urgente.

Jacob Stolle, un investigador en hidrodinámica costera de Quebec, menciona el creciente interés de las comunidades y empresas de ingeniería por implementar este tipo de proyectos.

A pesar de que en EE. UU. se ha avanzado considerablemente en la restauración de arrecifes de ostras, Canadá aún tiene camino por recorrer.

La capacidad de las ostras para auto-repararse y adaptarse a cambios ambientales podría ser crucial a medida que se intensifican los efectos del cambio climático.

La restauración de ostras en Canadá enfrenta varios desafíos, incluyendo la evaluación individual de cada ubicación para determinar su viabilidad.

Ramón Filgueira, profesor asociado en la Universidad Dalhousie, enfatiza que no se puede apresurar el proceso de restauración.

Se necesita tiempo para involucrar a las comunidades costeras y a diversas partes interesadas, incluidos gobiernos y organizaciones no gubernamentales.

Por otro lado, Tim Green, profesor de pesca y acuicultura en la Universidad de Vancouver Island, observa que la implementación de soluciones basadas en la naturaleza, como los arrecifes de ostras, es una estrategia lógica que aún no cuenta con un respaldo político adecuado en Canadá. Si bien restaurar un arrecife de ostras puede hacerse de dos maneras, ya sea utilizando conchas de ostras recolectadas o cultivando crías en un vivero para luego colocarlas en el hábitat adecuado, las regulaciones actuales complican este proceso.

A pesar de los obstáculos regulatorios, la necesidad de adoptar nuevas estrategias de conservación es más apremiante que nunca.

La comunidad científica urge a que se reconozca el papel esencial de las ostras en la protección de la costa, y a que se amplíen las oportunidades de investigación para desarrollar métodos que permitan restaurar estos ecosistemas vitales.

La falta de acción en este ámbito podría dejar a muchas comunidades costeras de Canadá expuestas a los impactos del cambio climático, por lo que es crucial avanzar con la restauración de arrecifes de ostras y otras soluciones naturales.