Las iniciativas de conservación para la mariposa monarca se intensifican este año, mientras las poblaciones siguen en disminución.

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En el año 2024, la situación de las mariposas monarca se ha vuelto preocupante, especialmente en la región de Everton, donde Susan Johnson, residente local, ha decidido actuar.

Desde 2019, ha transformado su jardín en un refugio para estas magníficas criaturas, liberando más de 100 mariposas en el ecosistema.

Su año más productivo fue 2020, donde pudo rescatar hasta 74 mariposas.

Con el clima adverso característico de este año, que incluye temperaturas más altas de lo habitual y condiciones de sequía, Susan ha intensificado sus esfuerzos de rescate.

La planta de algodoncillo es esencial para la vida de las larvas de mariposa, ya que es su única fuente de alimento.

Sin acceso a esta planta, las mariposas no pueden completar su ciclo de vida, provocando una drástica disminución en su población.

De mayo a septiembre, Johnson dedica tiempo cada día a revisar sus plantas de algodoncillo en busca de huevos y orugas.

Cuando encuentra a una oruga, la envasa cuidadosamente en un contenedor de malla en su porche trasero, donde la alimenta y monitorea su desarrollo.

Este año, ya tiene bajo su cuidado a nueve orugas y ha liberado una, un claro descenso en comparación con los 74 que liberó en su mejor año.

"A pesar de la disminución en sus números, es fundamental seguir con este trabajo", comenta Johnson.

En diciembre de 2023, las mariposas monarca fueron reclasificadas oficialmente como especie en peligro de extinción, debido a la rápida disminución de su población.


Este cambio fue resultado de su vulnerabilidad frente a condiciones climáticas adversas en los tres países donde habitan: México, Estados Unidos y Canadá.

Stephen Murphy, profesor de la Universidad de Waterloo, explica que las mariposas monarca son sensibles a cambios pequeños en el clima, y las condiciones extremas en Texas, como tormentas de hielo y olas de calor, así como los patrones climáticos de El Niño en México, han agravado la situación actual.

Según Murphy, las mariposas históricamente sufren cada vez que se producen cambios climáticos en momentos críticos de su desarrollo.

El esfuerzo de Johnson, aunque pequeño, es significativo.

A pesar de los desafíos que enfrenta, su dedicación contribuye a evitar que la situación empeore.

"Cada pequeño esfuerzo cuenta.

Tenemos la habilidad de conectar con la naturaleza y eso puede marcar la diferencia", señala.

La organización Ontario Nature sugiere que todos podemos ayudar a las mariposas monarca.

Una manera efectiva es proporcionarles alimento plantando algodoncillo, lo cual les permite depositar sus huevos, y flores nativas, que son esenciales para el néctar que requieren los adultos.

El futuro de las mariposas monarca es incierto, y es tarea de todos contribuir a su conservación.

Con más personas como Susan Johnson dedicadas a su rescate, existe esperanza de que estas hermosas mariposas no desaparezcan.