Investigaciones recientes revelan altos niveles de sal en varios lagos de Halifax, llevando al municipio a considerar nuevas políticas de gestión de sal.

Recientes datos han despertado la preocupación de los científicos y el municipio de Halifax tras revelar que varios lagos en la región presentan niveles elevados de salinidad.

Más de una docena de lagos de agua dulce han sido identificados como problemáticos, con diez de ellos sobrepasando las directrices nacionales de sal, incluidos los célebres lagos Lovett, Banook y Micmac.

En particular, el lago Lovett ha mostrado un promedio alarmante de 230 miligramos de cloruro por litro, casi el doble del límite recomendado de 120 miligramos.

Este fenómeno se agrava por el efecto directo que el aumento de salinidad tiene en la fauna y flora de estos ecosistemas.

La sal no solo deteriora la salud de las plantas y peces, sino que también afecta la densidad del agua, lo que provoca alteraciones en la mezcla natural de los lagos.

Este desequilibrio puede resultar en una reducción del oxígeno en el agua y un aumento en el crecimiento de algas y malezas, tal como se ha podido observar en el lago Banook, donde el aumento de maleza ha dificultado las actividades de piragüismo y kayak.

Chris Kennedy, coordinador del programa de monitoreo de lagos, destacó que es lógico que los lagos ubicados en zonas más desarrolladas estén experimentando un incremento en los niveles de nutrientes y sal.

Esto se debe principalmente a que las aguas pluviales que recogen sal de las calles son conducidas directamente hacia los lagos, en lugar de ser absorbidas por el suelo o la vegetación costera.

En respuesta a estos desafíos, el consejo municipal de Halifax ha solicitado a su personal que revise el plan de gestión de sal y evalúe políticas relacionadas con las aguas pluviales que pueden ayudar a mitigar este problema.

Entre las propuestas se incluyen establecer nuevas localizaciones de descarga de aguas pluviales más alejadas de los cuerpos de agua, así como diseñar costas naturalizadas con mayor vegetación que podrían absorber la sal.

Además, el alcalde Andy Fillmore está dispuesto a comunicarse con el gobierno provincial para instar a la creación de estándares que regulen el manejo de aguas pluviales.

Kennedy enfatizó la necesidad de estos estándares para que Halifax Water pueda modernizar sus sistemas de gestión de aguas pluviales y reducir así los niveles de sal en el agua.

Actualmente, las normativas establecidas por la Junta de Utilidades y Revisiones de Nueva Escocia limitan la inversión en modificaciones que no estén dirigidas a nivel provincial, lo que complica los esfuerzos locales.

Cabe recordar que la Ley de Objetivos Ambientales y Reducción del Cambio Climático de 2021 establece que la provincia debe establecer estándares de calidad del agua que guíen las actividades relacionadas con este tema.

Sin embargo, Kennedy expresó su preocupación por la falta de avances en este asunto y advirtió que podría estar estancado, recordando que se esperaba que estas normativas estuvieran en vigor para 2026.

El impacto de la salinidad en los ecosistemas acuáticos es un tema de creciente preocupación, no solo en Halifax, sino también en otras regiones costeras de Canadá y en el mundo.

Estudios previos han señalado que el aumento de sal en fuentes de agua dulce puede tener efectos devastadores en la biodiversidad y la salud de los ecosistemas acuáticos.

Ante estos hallazgos, es fundamental que las autoridades actúen con rapidez y eficacia para proteger estos valiosos recursos naturales.