La población de la emblemática lechuza nival en Quebec ha disminuido en más del 40% en 24 años, y expertos advierten que la actividad humana es el principal causante. La especie, icono de la región y símbolo cultural, enfrenta múltiples amenazas que ponen en riesgo su supervivencia futura.

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La lechuza nival, ave emblemática de Quebec y símbolo cultural en la región, ha sido clasificada como especie amenazada por un grupo de expertos independientes, advirtiendo que su población ha disminuido en más del 40% durante los últimos 24 años.

Esta disminución alarmante refleja una tendencia preocupante que, según los especialistas, tiene raíces profundas en las actividades humanas y en el cambio climático.

Este declive ha sido determinado por el Comité sobre el Estado de la Fauna en Peligro en Canadá (COSEWIC), un organismo que evalúa el estatus de las especies amenazadas en el país.

A pesar de que oficialmente el gobierno federal y la provincia de Quebec aún no han reconocido formalmente el estado de amenaza, la preocupación de los expertos crece día a día.

La lechuza nival, conocida por su belleza imponente y presencia majestuosa en el norte, depende en gran medida de pequeños roedores llamados lemmings, cuya población también ha mermado en las últimas décadas.

Los lemmings sobreviven en las frías tundras excavando túneles en la nieve para buscar alimento, principalmente hierbas y musgos. Sin embargo, el aumento en eventos de lluvias en invierno ha solidificado la nieve, dificultando su búsqueda de alimento y provocando desnutrición, disminución de su población y, en consecuencia, un impacto directo en las lechuzas.

La caída en la cantidad de lemmings dificulta la reproducción y supervivencia de la especie, generando un efecto dominó que afecta a la biodiversidad local.

Además, la migración de muchas lechuzas hacia áreas urbanas durante el invierno, como Montreal y sus alrededores, aumenta sus riesgos de mortalidad.

Estas aves, al buscar alimento en zonas cercanas a carreteras y aeropuertos, enfrentan peligros como atropellos y electrocución por líneas eléctricas.

Un caso reciente fue el de un búho que fue rescatado tras quedar herido en una cerca de alambre y que fue sometido a una amputación de ala, quedando condenado a vivir en cautiverio.

Los expertos también señalan que muchas de estas muertes se deben a prácticas humanas, como el uso de rodenticidas en agricultura, que envenenan a los animales que cazan las lechuzas.

Además, la pérdida de hielo marino, afectada por el cambio climático, elimina hábitats clave y aumenta la vulnerabilidad de especies como la lechuza en su entorno natural.

El Dr. David Rodrigue, director del Zoológico de Ecomuseum en Sainte-Anne-de-Bellevue, destacó que la evidencia apunta a que la situación en Quebec es similar a la del resto de Canadá.

“Es bastante evidente, desde el punto de vista científico, que ya estamos viendo un declive en la población aquí”, afirmó. Sin embargo, actualmente la especie no está oficialmente catalogada como vulnerable en la provincia, lo que hace más urgente la necesidad de acciones de conservación.

Para revertir esta tendencia, los expertos recomiendan medidas responsables y sostenibles, incluyendo prácticas agrícolas respetuosas con el medio ambiente, control racional de plagas y acciones contra la influenza aviar.

También enfatizan en la necesidad de disminuir las amenazas humanas, como atropellos y envenenamientos, mediante campañas de sensibilización y programas de protección.

Desde el Gobierno federal, se espera que en otoño de 2025 se realice una evaluación formal del estado de la especie, y en un plazo de 90 días, se publique una respuesta oficial que inicie un proceso de consulta en busca de acciones concretas para proteger a la lechuza nival.

La problemática no solo afecta a Quebec, sino que es un reflejo de un fenómeno global donde las especies migratorias y dependientes de hábitats específicos están en peligro debido a la expansión de actividades humanas y el cambio climático.

La historia de la lechuza en Quebec se enmarca en un contexto mundial donde la pérdida de biodiversidad ya ha sido reconocida por la comunidad científica internacional como una de las mayores amenazas para el equilibrio ecológico.

La acción coordinada y consciente es esencial para garantizar la supervivencia de especies como la lechuza nival, que han sido parte integral de nuestros ecosistemas y culturas durante siglos.

La protección de estas especies no solo significa preservar la belleza natural, sino también mantener la integridad de los hábitats y los equilibrios ecológicos que sustentan toda la vida en la Tierra.