Investigaciones recientes sugieren que la Luna terrestre y la luna de Plutón, Caronte, se formaron a través de procesos de colisión y captura, desafiando teorías anteriores.
La existencia de grandes lunas orbitando planetas es un fenómeno poco común en nuestro sistema solar, y recientemente, un grupo de científicos ha propuesto una nueva teoría que podría explicar el porqué de esto.
Según los nuevos hallazgos, tanto la Luna de la Tierra como Caronte, la luna de Plutón, podrían haberse formado a través de un proceso de colisión suave conocido como 'beso y captura', en lugar de por los métodos de captura gravitacional típicos que son comunes en la formación de otros satélites.
Los expertos del Instituto de Investigación del Suroeste en Texas han presentado esta teoría, que se sintetiza en un modelo que sugiere que, hace miles de millones de años, la Tierra fue golpeada por un objeto del tamaño de Marte conocido como Theia.
Esta colisión resultó en la expulsión de fragmentos que, al final, se agruparon para formar nuestra Luna, un proceso que más bien fue violento y no se asemeja al de Plutón y Caronte.
Por otro lado, el modelo de 'beso y captura' postula que Plutón y Caronte, antes de convertirse en un sistema binario, eran objetos independientes en el Cinturón de Kuiper.
Al acercarse a velocidades relativamente bajas, se tocaron y unieron momentáneamente, formando un cuerpo de doble lóbulo, similar a una mancuerna. Con el tiempo, aunque se separaron, continuaron orbitándose mutuamente, efecto que se debe a su gravedad compartida. Este proceso, más gentil, permitió que ambos mantuvieran su tamaño original.
Una de las grandes interrogantes de la astrofísica es por qué la Luna de la Tierra tiene un tamaño tan excepcional en comparación con el de su planeta.
Con un diámetro de aproximadamente 3,476 kilómetros, representa alrededor de un cuarto del tamaño de la Tierra. Por contraste, la mayoría de las otras lunas del sistema solar son mucho más pequeñas en relación a sus planetas. Hasta ahora, se había asumido que la mayoría de estas lunas eran asteroides capturados por la fuerza gravitatoria de sus planetas.
El programa espacial ruso sufre un revés en su exploración lunar
El programa espacial ruso experimentó un duro golpe en sus aspiraciones de dominar nuevamente la exploración lunar. Después de más de 60 años desde su era dorada soviética, Rusia se encuentra rezagada en la competencia global actual por llegar a la Luna. El astrónomo Brad Tucker señala una disminución en la ambición, misiones y la pérdida generalizada de experiencia e inversión en el programa ruso. Recientemente, la sonda Luna-25 falló en obtener un aterrizaje controlado y se estrelló en la superficie lunar. Este hecho pone de manifiesto los desafíos que enfrenta Rusia en su objetivo de la explotación lunar.Este histórico descubrimiento pone en cuestión las creencias anteriores sobre la creación de Caronte y realza la singularidad del sistema Tierra-Luna.
Mientras que se pensaba que todos los cuerpos celestes se formaban de manera similar en un entorno violento, este nuevo entendimiento podría cambiar nuestro enfoque hacia la formación de lunas, especialmente en sistemas más pequeños donde el 'beso y captura' puede resultar más común.
El análisis también sugiere que, al igual que el sistema de Plutón y Caronte, otros cuerpos como Arrokoth, un objeto del Cinturón de Kuiper, muestran características similares de formación, lo que indica que estos procesos pueden ser más prevalentes de lo que se pensaba anteriormente.
La misión New Horizons, que sobrevoló Arrokoth en 2019, reveló que este también tiene una forma que parece haber sido formada por un evento de 'beso', lo que suscita la posibilidad de que muchas más lunas y cuerpos celestes en el sistema solar hayan sido creados bajo estas circunstancias.
Finalmente, la existencia de grandes lunas no solo modifica nuestra comprensión de la dinámica celestial, sino que también tiene implicaciones para la vida en los planetas.
Por ejemplo, las mareas que experimentamos en la Tierra, influenciadas por nuestra Luna, son fundamentales para los ecosistemas marinos y el clima. Todo esto no solo revela la complejidad de nuestra historia cósmica, sino que también añade un toque de poesía al hecho de que grandes lunas pueden traer un ambiente propicio para momentos románticos en la Tierra.