En junio de 2025, la energía solar superó otras fuentes en la Unión Europea, representando más del 22% de la generación eléctrica, mientras que en Canadá su participación sigue siendo mínima, aunque en aumento. Expertos analizan las tendencias y desafíos en la transición energética.

Según datos del think tank Ember, la generación solar en la #UE representó el 22,1% del total, subiendo desde aproximadamente el 18,9% del año anterior, con una producción récord de alrededor de 45,4 teravatios-hora.
Este aumento se atribuye a periodos prolongados de sol y a una creciente inversión en instalaciones solares en toda la región. Países como Alemania, España y los Países Bajos alcanzaron cifras históricas en su producción solar mensual. La tendencia refleja cómo el sistema eléctrico europeo se está transformando rápidamente, con una transición hacia energías renovables con menor impacto ambiental.
En cuanto a otros combustibles, el carbón experimentó su nivel más bajo en la historia del bloque, representando solo un 6,1% del mix energético, comparado con el 8,8% de junio de 2024.
Esta disminución responde a políticas de cierre de centrales y a la presión por reducir emisiones de gases de efecto invernadero. Países como Alemania y Polonia, tradicionales dependientes del carbón, mostraron bajadas significativas, con porcentajes de 12,4% y 42,9% en su mix eléctrico, respectivamente.
La energía eólica también aportó datos récord en los meses de mayo y junio, recuperándose de un inicio de año marcado por condiciones de viento poco favorables.
Sin embargo, pese a estos avances en energías limpias, el uso global de combustibles #fósiles en Europa en la primera mitad de 2025 aumentó un 13% respecto al año anterior, impulsado principalmente por un incremento del 19% en la generación a partir de gas natural para contrarrestar la reducción en la producción hidroeléctrica y eólica.
En contraste, #Canadá mantiene una participación mucho menor de la energía solar en su matriz energética, representando solo alrededor del 1%. Sin embargo, expertos señalan que esta participación está creciendo rápidamente debido a la caída de los costos y a avances en tecnologías de almacenamiento en baterías que mejoran la integración de las renovables.
Explica que el cambio en Canadá responde a una reducción en la dependencia del gas natural y a la caída de los precios de la energía solar
El economista principal del Canadian Climate Institute, Dave Sawyer, explica que el cambio en Canadá responde a una reducción en la dependencia del gas natural y a la caída de los precios de la energía solar.
Mientras que en Europa la integración de la solar ya supera muchas expectativas, en Canadá la tendencia es similar, aunque todavía en etapas iniciales.
Canadá, cuyo 56% de su electricidad proviene de la energía hidroeléctrica y entre un 16% y 21% del nuclear, también está trabajando en ampliar su capacidad de almacenamiento en baterías.
Esta estrategia es fundamental para afrontar el incremento en la electrificación del país, incluyendo la adopción de bombas de calor y vehículos eléctricos.
Sawyer destaca la necesidad de políticas que promuevan una transición equilibrada y accesible, priorizando tarifas competitivas y una matriz energética confiable.
En términos económicos, la inversión en energía solar en Canadá ha aumentado notablemente, con un crecimiento anual del 13% en la última década, mientras que los costos de producción han bajado sustancialmente, haciendo de la energía solar una opción cada vez más competitiva respecto a los combustibles fósiles.
Esta tendencia tanto en Europa como en Canadá ilustra una transformación global hacia fuentes de energía más limpias y sostenibles. Aunque Europa ya ha avanzado significativamente, con cifras que demuestran un cambio acelerado, otros países como Canadá están en proceso de adaptar su matriz energética para reducir la huella de carbono y aumentar su seguridad energética en un contexto de precios volátiles y desafíos climáticos.
En conclusión, mientras Europa lidera con cifras récord en la generación solar, Canadá avanza lentamente en su integración, pero con un ritmo acelerado.