Más de una docena de marines griegos de élite, se vistieron como guerreros de la Edad de Bronce y practicaron técnicas de combate antiguas en un estudio científico que reveló interesantes hallazgos.

En un interesante estudio realizado por científicos, más de una docena de marines griegos de élite se vistieron como guerreros de la Edad de Bronce y practicaron técnicas de combate antiguas para probar la idoneidad de un traje de armadura de cobre de hace 3.500 años.

A pesar de su apariencia voluminosa, se demostró que la armadura de placas de cobre era versátil y práctica en simulaciones de combate.

Los investigadores recrearon las condiciones de combate de la Edad de Bronce al estudiar una armadura micénica descubierta en el sur del pueblo griego de Dendra en 1960. Conformada por placas de aleación de cobre unidas con cuero, y con un casco de colmillo de jabalí, es una de las armaduras más antiguas y completas de Europa.

Durante la simulación de combate de la Edad de Bronce, los soldados modernos lucharon, lanzaron jabalinas, corrieron en cintas de correr y llevaron a cabo varios movimientos de combate durante 11 horas.

Los científicos monitorearon constantemente sus niveles de azúcar en sangre, frecuencia cardíaca, absorción de oxígeno, temperatura corporal y más.

El estudio, publicado la semana pasada en la revista PLOS One, ha sido aclamado por algunos expertos por su enfoque innovador al mezclar la fisiología con la arqueología.

Sin embargo, se han planteado ciertas dudas sobre la exactitud histórica de los combates simulados, y se ha advertido sobre la interpretación de conclusiones amplias basadas en una sola armadura.

Expertos arqueólogos han elogiado el proyecto por su método, aunque también han señalado que hay mucho que aún no sabemos sobre la cultura y la sociedad micénica.

Para confirmar si este tipo de armadura otorgaba a los micénicos una ventaja en el campo de batalla, se necesita más evidencia de su amplio uso y se necesitan más experimentos similares con otras armaduras de la misma época.

En resumen, el estudio ha demostrado que la armadura de Dendra es práctica, versátil y lista para el combate.

A pesar de las limitaciones y discrepancias históricas, los expertos han valorado el enfoque único de combinar la fisiología con la arqueología, y esperan ver más investigaciones como esta en el futuro.