La colección de hongos de la Universidad de Toronto enfrenta una amenaza de cierre debido a la falta de fondos, lo que podría complicar la investigación sobre enfermedades emergentes y el desarrollo de nuevos tratamientos.

Investigadores canadienses están en alerta tras la amenaza de cierre de una de las colecciones de hongos más grandes de América del Norte, la cual se encuentra en la Universidad de Toronto.

Esta biobanco público, que alberga más de 12,000 cepas de hongos recolectadas desde 1933, es fundamental para estudios de investigación sobre enfermedades emergentes y el desarrollo de nuevas medicaciones ante patógenos resistentes a antibióticos.

El biobanco está situado en el Centro de Biodiversidad Microfungal Global de la universidad, y su director, el profesor James Scott, advierte que la falta de fondos podría llevar a que la colección sea trasladada al extranjero.

Esto incrementaría considerablemente el costo y la burocracia para acceder a estos recursos preciosos, lo que limitaría la capacidad de los investigadores canadienses para llevar a cabo su trabajo.

"En algunos casos, puede que no sea posible obtener ciertas cepas, especialmente aquellas que causan enfermedades y que provienen de países específicos", señala Scott.

La colección de la Universidad de Toronto es reconocida como una de las más completas del hemisferio occidental en hongos patógenos.

Alberga una amplia gama de especies, muchas de las cuales son exclusivas de esta biobanco y no se encuentran en ningún otro lugar del mundo.

Cada vial almacenado contiene valiosos ejemplares que se conservan congelados, deshidratados o sumergidos en aceites minerales, listos para ser reactivados cuando sea necesario.

Según Scott, aproximadamente dos tercios de las cepas presentes en la colección son únicas, lo que resalta su importancia para los estudios de biodiversidad y salud pública.

La conservación de esta colección no solo se relaciona con la investigación sobre enfermedades humanas.

El cambio climático ha permitido que varios hongos patógenos, que antes eran exclusivos de regiones más cálidas, se desplacen hacia el norte.

Esto incluye infecciones graves como la fiebre del valle, que ha aparecido en estados como Oregón y Washington, y representa un riesgo creciente para la salud pública en Canadá.

Scott ha buscado apoyo gubernamental para asegurar la continuidad de este biobanco, mencionando a las autoridades que la reciente inversión de 135 millones de euros en una estrategia de ciencias de la vida en Ontario podría servir para asegurar la viabilidad de este valioso recurso.

Sin embargo, hasta el momento no ha recibido respuesta.

El impacto de esta colección en la investigación sobre nuevos tratamientos es significativo.

El profesor Ayush Kumar, del Departamento de Microbiología de la Universidad de Manitoba, ha estado explorando la capacidad de los hongos en la biobanco para producir antibióticos, siguiendo la tradición histórica de descubrimientos farmacológicos, desde la penicilina hasta tratamientos actuales para combatir la resistencia a medicamentos.

Kumar expresa su preocupación sobre el acceso complicado que tendrían los investigadores canadienses si la colección se transfiriera a Europa o Asia.

En la actualidad, la colección enfrenta un futuro incierto a menos que se encuentre una solución de financiamiento en el corto plazo.

Esta no es la primera vez que Scott se enfrenta a estos desafíos: anteriormente, la colección fue trasladada a la Universidad de Toronto después de que la Universidad de Alberta dejara de apoyarla en 2012. En ese momento, Scott fue advertido que la colección podría ser desechada si no se tomaba una acción inmediata.

A medida que avanzamos, solo el tiempo dirá si esta invaluable biobanco continuará siendo un recurso vital para la ciencia en Canadá.