Un satélite de aproximadamente 76 millones de euros, respaldado por Jeff Bezos y diseñado para detectar emisiones de metano, ha sido perdido en el espacio, representando un revés en las esfuerzos globales para monitorear la contaminación por este potente gas de efecto invernadero. A pesar de ello, las investigaciones continúan y el interés en estrategias para reducir fugas de metano sigue vigente.

Imagen relacionada de satélite de seguimiento de metano financiado por bezos se pierde en el espacio

Este satélite, llamado MethaneSAT, fue concebido con una inversión aproximada de 76 millones de euros (88 millones de dólares estadounidenses), financiado en parte por el fondo ecológico de Jeff Bezos y otras organizaciones como la Fundación Robertson y TED Audacious Project.

MethaneSAT fue lanzado en marzo de 2024 con la finalidad de ofrecer un mapa global y accesible al público sobre las #emisiones de #metano provenientes de sitios de perforación, oleoductos y plantas de procesamiento en todo el mundo.

La importancia de esta misión radica en que muchas fugas de metano permanecen sin ser detectadas, dificultando la estimación de la magnitud del problema.

El satélite estaba detectando y recopilando datos desde su puesta en órbita, pero, según el Fondo de Defensa Ambiental (EDF), su última localización conocida fue sobre Svalbard, en Noruega, y perdió energía hace aproximadamente una semana.

Aunque la pérdida del satélite constituye un revés, expertos y los responsables del proyecto afirman que no debe considerarse un fracaso total. Amy Middleton, vicepresidenta senior del EDF, señaló a los medios: “Vemos esto como un contratiempo, no como una caída definitiva. Gran parte del aprendizaje y avances que hemos obtenido nos fortalecen para futuras misiones y esfuerzos”.

Desde 2021, más de 155 países se han comprometido a reducir en un 30 % sus emisiones de metano para 2030, incluyendo a Canadá que ha establecido metas ambiciosas para reducir en al menos un 75 % sus emisiones de metano provenientes del sector de petróleo y gas para esa misma fecha.

Canadá, una de las naciones pioneras en regulación en este ámbito, también ha contado con tecnologías desarrolladas localmente, como las de GHGSat, una compañía basada en Montreal que utiliza satélites para detectar y localizar fuentes de gases de efecto invernadero con alta resolución.

La detección y control de fugas de metano resulta prioritaria

A nivel global, la detección y control de fugas de metano resulta prioritaria, dado que las fugas en pozos abandonados y en las instalaciones existentes representan una fuente significativa de emisiones.

Estudios recientes sugieren que las fugas en pozos inactivos en Canadá, por ejemplo, contienen casi siete veces más metano del que se había estimado inicialmente.

A pesar de los avances tecnológicos y las alianzas internacionales, concretamente las que involucran a la Secretaría de Energía de Estados Unidos y la Agencia Espacial de Nueva Zelanda, las emisiones globales de metano permanecen elevadas.

La pérdida del satélite MethaneSAT complica los esfuerzos de monitoreo y seguimiento, pero empresas y organismos continúan invirtiendo en recursos terrestres y aéreos para detectar y reducir estas emisiones.

Este tipo de incidentes evidencia la complejidad y los desafíos técnicos que enfrentan las iniciativas para combatir el #cambio climático desde el espacio.

Sin embargo, la comunidad científica y ambiental continúa resaltando que la rápida detección y capping de fugas de metano es uno de los métodos más efectivos y de implementación relativamente sencilla para lograr avances significativos en la reducción de las emisiones nocivas y en la mitigación del calentamiento global.

En resumen, aunque la pérdida de MethaneSAT representa una dificultad, los esfuerzos globales en monitoreo y reducción de metano siguen siendo prioritarios.