Un equipo de científicos y miembros de la comunidad en el norte de Canadá está utilizando tecnología de etiquetas acústicas para seguir el movimiento del Arctic char y comprender cómo el cambio climático afecta sus patrones de migración y hábitat natural.

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Para ello, han implementado una innovadora técnica que consiste en la colocación de etiquetas acústicas en aproximadamente 40 ejemplares durante el verano pasado, en un intento por entender mejor sus patrones de movimiento y cómo estos están siendo afectados por los cambios climáticos globales.

un pez que ha sido fundamental en la dieta y cultura de las comunidades nativas del Ártico

El Arctic char, un pez que ha sido fundamental en la dieta y cultura de las comunidades nativas del Ártico, adopta migraciones estacionales entre ríos y el océano, dependiendo de las condiciones ambientales.

Sin embargo, en los últimos años, se ha observado que estos patrones tradicionales están distorsionándose, en parte debido a la disminución de hielo marino, el aumento de temperaturas y la alteración de las temporadas de congelación y descongelación.

Los investigadores y miembros de la comunidad en Paulatuk, en el Territorio del Noroeste, han instalado un sistema de receptores en varias ubicaciones estratégicas, en aguas cercanas a la bahía de Darnley.

Estos dispositivos capturan las señales emitidas por las etiquetas acústicas colocadas en los peces, que tienen aproximadamente el tamaño de un tubo de bálsamo labial y emiten sonidos de alta frecuencia inaudibles para los humanos.

El proceso de captura y marcado de los peces se realizó durante cuatro semanas, en las que se lograron introducir las etiquetas en 38 ejemplares. Posteriormente, los datos recolectados por los receptores serán analizados cuando sean recuperados en la próxima temporada de verano. Esto permitirá a los investigadores crear un mapa detallado de las rutas migratorias del char y determinar en qué momentos abandonan o ingresan a diferentes áreas.

Esta tecnología de monitoreo no solo ayuda a entender los patrones actuales, sino que también proporciona información sobre cómo las variables climáticas influyen en el ciclo de vida de estos peces.

Por ejemplo, el derretimiento acelerado de los hielos, que en 2010 ocurrió 30 días antes de lo habitual, ha alterado la disponibilidad de hielo necesario para pescar y puede estar afectando la capacidad de los peces para reproducirse en los momentos adecuados.

El proyecto también contempla la instalación de receptores en lagos conectados a la bahía y en zonas cercanas, con el fin de determinar cuáles son los hábitats más importantes y cuáles áreas son menos utilizadas por los peces en diferentes épocas del año.

Los datos podrían revelar las razones detrás de la migración cambiante y cómo el clima extremo, como la erosión de los bancos y la sedimentación de los ríos, afecta a estas especies.

El Arctic char, que puede vivir hasta 20 años, tiene un papel crucial en la subsistencia local. Su adaptación a un entorno en rápida transformación resulta vital para la supervivencia de comunidades tradicionales, que dependen en gran medida de la pesca como principal fuente de alimento.

El uso de etiquetas acústicas, con una duración de hasta cuatro años, permite un seguimiento longitudinal importante para entender tendencias a largo plazo.

Además, en caso de que los peces sean capturados por los pescadores durante el período de estudio, estos podrían optar por devolverlos al agua o recuperar las etiquetas y entregarlas a la comunidad en recompensa.