El cambio climático y las restricciones pesqueras amenazan a comunidades indígenas y la cultura del salmón chinook en Yukón, Canadá.
Durante el verano, el programa 'What On Earth' de CBC Radio viajó a Yukón para investigar cómo las temperaturas en aumento han puesto en grave riesgo al salmón chinook, una especie vital no solo para la ecología local, sino también para diversas comunidades indígenas.
Este cambio dramático afecta tanto a la biodiversidad como a un modo de vida tradicional que ha perdurado durante milenios.
Una de las principales preocupaciones es el establecimiento de una moratoria de pesca de siete años implementada por Canadá y Alaska, que ha comenzado a mostrar resultados modestos.
Steven Shorty, un miembro de la comunidad Ta’an Kwäch’än, ilustró esta dificultad cuando comentó que, debido a la falta de salmón local, su familia tuvo que recurrir a comprar salmón enlatado, gastando unos 270 euros en productos importados que no pueden igualar la frescura y significado cultural del salmón salvaje.
"La cultura no proviene de una lata, pero cuando preparamos la comida con los niños, todavía podemos hablarles sobre lo que el salmón significa para nosotros", señaló MacDonald, quien también es miembro de un comité designado por el gobierno federal para la conservación del salmón en Yukón.
Este esfuerzo se centra en la protección de las poblaciones de chinook, que han visto mermar sus números drásticamente a causa de factores ambientales y humanos.
Este año, se estimó que aproximadamente 24,000 salmones chinook cruzaron el río Yukón, un aumento significativo en comparación con los alarmantes 12,000 a 15,000 que fueron registrados en las dos temporadas anteriores.
Pese a este alivio, Elizabeth MacDonald, bióloga y gerente de pesca del Consejo de Primeras Naciones de Yukón, advierte que aún queda un largo camino por recorrer: "No quiero sonar demasiado optimista, pero realmente estamos agradecidos por los números de este año, que son mejores que los de antes".
Históricamente, entre 100,000 y 200,000 salmones chinook entraban al río Yukón cada año en la década de 1980. Sin embargo, las condiciones actuales han sido muy desfavorables, exacerbadas por el calentamiento acelerado en el norte de Canadá, donde las temperaturas han aumentado entre 2 y 4 grados desde 1950. Este incremento provoca que el hábitat del salmón, tanto en el océano como en las aguas fluviales, se vuelva menos viable debido a una combinación de factores como la disminución de los niveles de oxígeno y la proliferación de parásitos en ambientes más cálidos.
Además, la disminución de los stocks de salmón ha llevado a la pérdida de las tradicionales acampadas de pesca, donde las comunidades se reunían para compartir experiencias, aprender sobre la conservación y fortalecer el lazo cultural.
Estas acampadas eran un tiempo de felicidad y conexión, experiencias que los jóvenes de hoy están perdiendo.
Bêlit Peters, una coordinadora juvenil de su comunidad, ha comenzado a recuperar esta tradición a través de métodos alternativos, como traer salmón congelado para enseñar a los más jóvenes.
Ella comparte la esperanza de que las salmoneras volverán a prosperar y que su legado cultural no se extinguirá. "Siento que proteger el salmón no es solo una responsabilidad, sino un deber que siempre he tenido", afirma con determinación.
El gobierno de Yukón ha reconocido el impacto de esta crisis y está comprometido a trabajar junto con las comunidades indígenas en la conservación y protección de los salmones salvajes, asegurando que futuras generaciones puedan disfrutar de la riqueza cultural y alimentaria que ofrece el salmón chinook.