Según datos actualizados publicados por científicos canadienses y estadounidenses, la población de ballenas francas del Atlántico Norte, que se encuentran en peligro crítico de extinción, parece haberse estabilizado después de una década de fuerte declive. Aunque esta noticia es positiva, se advierte que las ballenas aún enfrentan riesgos como colisiones con barcos y enredos en redes de pesca.

Tras una década de fuerte declive, la población de la ballena franca del Atlántico Norte, considerada en peligro crítico de extinción, parece haberse estabilizado, según datos actualizados publicados por científicos canadienses y estadounidenses.

Esto representa una buena noticia después de mucho tiempo, ya que el ritmo de disminución se ha desacelerado.

El consorcio de la Ballena Franca del Atlántico Norte publica cada otoño su mejor estimación de la población de esta especie, que se encuentra en peligro crítico.

Los científicos del consorcio han recalculado la estimación de 2021 de 340 ballenas francas del Atlántico Norte existentes a 365, principalmente debido al número de crías nacidas ese año.

La estimación para 2022 es de 356 ballenas.

Aunque los resultados son positivos, las ballenas aún enfrentan riesgos como colisiones con barcos y enredos en redes de pesca, según Phillip Hamilton, científico principal del Anderson Cabot Center for Ocean Life en el New England Aquarium.

Hamilton señaló que si bien la desaceleración de la disminución es una buena noticia, es importante tener en cuenta que la población todavía está en declive y que existen muchas lesiones subletales.

Esta semana se celebrará en Halifax la reunión anual del consorcio, en la que participarán cerca de 500 científicos de todo el mundo para discutir la situación de las ballenas francas del Atlántico Norte.

Durante la reunión, se abordarán temas como las medidas de protección necesarias para prevenir colisiones con barcos y enredos en redes de pesca.

Según un análisis realizado por el New England Aquarium, se han detectado 32 lesiones causadas por humanos en ballenas francas este año, incluyendo seis enredos con aparejos de pesca, 24 lesiones por enredos sin aparejos y dos colisiones con barcos.

Estas lesiones pueden ser mortales o impedir la reproducción de las ballenas.

Desde 2019 no se ha registrado ninguna muerte de ballenas francas del Atlántico Norte en aguas canadienses.

Gracias a medidas como el cierre de áreas de pesca y la reducción de la velocidad de los barcos, no se han reportado muertes en Canadá en los últimos años.

Sin embargo, los científicos advierten que aún queda mucho por hacer para proteger a estas ballenas, que continúan enredándose en las redes de pesca.

Aunque se han reducido el número de muertes detectables, la protección de las ballenas francas sigue siendo un desafío que requiere de esfuerzos continuos.

Además del problema de los enredos en redes de pesca, también se han observado eventos inusuales este año, como la presencia de ballenas francas en aguas poco profundas alrededor de la isla del Príncipe Eduardo y el Cabo Bretón occidental.

El número de ballenas francas del Atlántico Norte se ha estimado desde 1990. Después de un período de declive en la década de 1990, la población aumentó en la década de 2000 y alcanzó su punto máximo en 2011, con aproximadamente 500 individuos.

Recientemente, se ha observado una estabilización de la tendencia a la baja, que se atribuye a años de mayor natalidad.

Sin embargo, los científicos expresan su preocupación por el hecho de que muchas hembras adultas aún no han tenido su primera cría a pesar de estar en edad reproductiva.

En resumen, aunque hay indicios positivos en la estabilización de la población de ballenas francas del Atlántico Norte, es necesario seguir trabajando en la protección de estas especies en peligro crítico de extinción.

La reunión del consorcio en Halifax brindará la oportunidad de discutir y desarrollar medidas adicionales para garantizar la supervivencia de estas magníficas criaturas marinas.