Un antiguo ejemplar de olmo en Toronto está en sus últimos momentos. Las autoridades y un equipo de investigadores trabajan para recolectar semillas y garantizar su reproducción futura, ante el temor de su inesperada desaparición.

Este árbol, que se calcula tiene más de 100 años, destaca por su imponente altura de aproximadamente 40 metros y una circunferencia de casi 5,5 metros en su tronco.
Los residentes de la zona, acostumbrados a verlo desde hace generaciones, han notado en los últimos meses que presenta señales de deterioro, como el amarillamiento de sus hojas y una tendencia evidente a la pérdida de ramas.
El deterioro del olmo ha despertado preocupación no solo por su valor histórico y cultural, sino también por su resiliencia ante plagas y enfermedades como la enfermedad holandesa del olmo, que en su día devastó en toda Norteamérica a esta especie.
De hecho, el árbol ha resistido múltiples amenazas en el pasado, incluyendo plagas y la rápida expansión urbana, que alteró su hábitat natural.
Un joven de 13 años, Ethan Tantram, que pasea diariamente por su calle, fue uno de los primeros en alertar a las autoridades tras observar que el árbol no mostraba signos de recuperación esta primavera.
Utilizó un dron para escudriñar sus ramas y detectó una evidente debilidad en sus copas, lo que lo llevó a informar a los responsables municipales.
Ante esta situación, el Ayuntamiento de #Toronto envió a inspectores que confirmaron que el árbol se encontraba en un proceso de decadencia avanzada y que continuarlo representaría un riesgo para los transeúntes.
Los informes de laboratorio, sin embargo, aún no han alcanzado conclusiones definitivas sobre la causa exacta del deterioro, aunque se sospecha de un proceso natural de envejecimiento agravado por las condiciones urbanas.
El ecologista forestal y especialista de semillas de la misma ciudad, Eric Davies, quien lleva años trabajando en proyectos de conservación y diversidad arbórea urbana, explicó que la decisión de remover el olmo en breve fue difícil pero necesaria.
Además, aseguró que se aprovechará la ocasión para recolectar semillas del ejemplar —que se conservan en el Programa de Diversidad de Semillas— con el fin de cultivar futuras generaciones de olmos en la ciudad.
Contribuyendo así a reforzar la #biodiversidad urbana y reducir la vulnerabilidad ante plagas y enfermedades
El objetivo, según Davies, es doble: primero, preservar las características genéticas del árbol, y segundo, incentivar la plantación de nuevos ejemplares en parques y áreas verdes públicas, contribuyendo así a reforzar la biodiversidad urbana y reducir la vulnerabilidad ante plagas y enfermedades.
Para potenciar estos esfuerzos, un equipo de la Universidad de Toronto, liderado por estudiantes y docentes especializados en conservación, se dedica en estos meses a realizar un inventario de los árboles nativos más antiguos y grandes de Toronto.
La intención es mapear especies que hayan resistido el paso del tiempo y las amenazas, para facilitar su reintroducción en el entorno urbano.
El artista local Jode Roberts, residente cerca del árbol, compartió que la pérdida del olmo será un golpe emotivo para la comunidad. Sin embargo, valoró profundamente que los semillas serán preservadas, dando esperanza a la posibilidad de que en unos años, en el mismo lugar, puedan crecer nuevos ejemplares que continúen con la historia y el legado del árbol ancestral.
Este esfuerzo de conservación forma parte de una tendencia creciente en muchas ciudades del mundo, donde se busca no solo mantener los árboles históricos y nobiliarios, sino también promover la restauración ecológica en entornos urbanos cada vez más alterados.
La historia del olmo en Toronto refleja una lucha constante contra el envejecimiento, las amenazas biológicas y la urbanización, y resalta la importancia de acciones proactivas para asegurar la salud de las futuras generaciones de árboles urbanos.