Un cambio hacia la automatización en la agricultura de Canadá podría transformar el sector, permitiendo a los agricultores lidiar con la falta de trabajadores.

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La agricultura en Canadá se encuentra en medio de una transformación significativa gracias a la automatización, una respuesta a la creciente escasez de mano de obra en este sector clave.

Según un nuevo estudio de The Conference Board de Canadá, se estima que alrededor de un tercio de los empleos en la agricultura canadiense, es decir, 100,000 puestos, serán automatizados en la próxima década.

Este cambio tecnológico abarca desde la eliminación de malas hierbas hasta la monitorización del estado de los cultivos, así como equipos de cultivo y carros de grano autónomos.

Ken Sarauer, un agricultor que opera un terreno de 1,450 hectáreas en Annaheim, Saskatchewan, a unos 125 kilómetros al este de Saskatoon, es uno de los muchos que están adoptando estas innovaciones tecnológicas.

Él utiliza una cosechadora que puede operar de manera autónoma en una fila, lo que le permite concentrarse en múltiples pantallas que le ofrecen datos en tiempo real sobre su cosecha.

"Lo veo como un asistente de carril en tu automóvil", comentó Sarauer.

"Todos se preocupan por la automatización y la posibilidad de perder empleos, pero en realidad nos permite realizar nuestro trabajo de manera más eficiente".

La necesidad de automatización en las granjas se ha vuelto aún más relevante, ya que las proyecciones indican que más de 100,000 empleos estarán vacantes para 2030, según el Consejo de Recursos Humanos de la Agricultura Canadiense.

Darrell Petras, director ejecutivo de la Canadian Agri-Food Automation and Intelligence Network, explica que la automatización beneficia a las granjas de todos los tamaños, especialmente aquellas que enfrentan dificultades para encontrar mano de obra.

Su organización, financiada por el gobierno, ofrece subvenciones para proyectos en las primeras etapas.

El avance hacia la automatización no se trata solo de reemplazar mano de obra, sino de permitir que los trabajadores actuales se concentren en tareas más críticas.


Por ejemplo, en la granja de Sarauer, se utiliza un dispositivo llamado SWAT CAM, que realiza tareas que anteriormente llevaban mucho tiempo a los agrónomos, como contar tallos de plantas y malas hierbas, utilizando fotos y aprendizaje automático para procesar la información.

Derek Rude, vicepresidente de investigación y desarrollo de Croptimistic, una empresa canadiense de agricultura de precisión, destaca el interés creciente por contar con datos fiables sobre los cultivos sin el tiempo que tradicionalmente se requería para inspeccionar manualmente los campos.

"No estamos eliminando a los agrónomos, queremos que realicen análisis de mayor habilidad", agrega.

Sin embargo, la automatización presenta desafíos, como los altos costos de implementación, que pueden alcanzar hasta 100,000 euros por equipos autónomos, más los costos de suscripción para el software.

Esto pone en desventaja a las pequeñas granjas que pueden no tener la capacidad financiera para realizar inversiones iniciales significativas.

Por otro lado, dispositivos como el SWAT CAM son más accesibles, con un costo de aproximadamente 3,500 euros y 0.50 euros por hectárea, a condición de un contrato a largo plazo para el software.

A pesar de los retos, Sarauer expresa su entusiasmo por la automatización, afirmando que una gran parte de su tiempo podría ser mejor utilizada en actividades como el marketing y la gestión administrativa.

"La mayoría del tiempo no necesito estar en el tractor.

Podría estar haciendo algo más productivo", concluye.

La automatización, por lo tanto, no solo se trata de eficiencia, sino también de repensar la forma en que se trabaja en el campo, permitiendo una agricultura más sostenible y rentable para el futuro.