La importancia de no consumir alcohol al volante y sus implicaciones legales.

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Uno de los principios fundamentales de la seguridad vial es no conducir bajo los efectos del alcohol.

Sin embargo, hay conductores que eligen ignorar esta recomendación, lo que puede derivar en accidentes automovilísticos y serias consecuencias legales.

Entre ellas se incluyen la posible exclusión de la cobertura del seguro, sanciones económicas y, en el peor de los casos, la retención del vehículo.

Además, el estado de ebriedad de un conductor no solo pone en riesgo su propia vida, sino que también puede causar daños a terceros, tanto a personas como a propiedades.

Durante las festividades, el consumo de bebidas alcohólicas tiende a aumentar, y como resultado, algunos conductores optan por manejar después de haber bebido.

Esto puede resultar en colisiones graves que, además de afectar a los involucrados, podrían llevar a que las compañías de seguros se nieguen a cubrir los daños invocando cláusulas de exclusión de cobertura.

Esta asignación de responsabilidad es un tema delicado, ya que en muchos casos, los tribunales han fallado a favor de las víctimas indirectas, permitiendo que las aseguradoras cubran los daños y a su vez reclamando el importe al conductor responsable.

Si se produce un accidente con un conductor bajo la influencia del alcohol, la aseguradora podría invocar la cláusula de exclusión.

Esto puede ser un tema complicado, ya que las normas relacionadas con la conducción y el consumo de alcohol no son uniformes en todo el país.

Las pruebas de alcohol realizadas por las autoridades son aleatorias y buscan asegurarse de que los conductores no estén bajo los efectos de sustancias prohibidas.


En general, las pruebas de alcoholemia suelen requerir que el conductor sople en un dispositivo para establecer su nivel de consumo.

En función de los resultados, las sanciones variarán dependiendo de la jurisdicción.

En algunas áreas, como la Provincia de Buenos Aires, el límite permitido es de 0 gramos por litro de sangre (g/l). Por otro lado, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el límite de 0 g/l es exigido únicamente para conductores novatos y profesionales.

Para los motociclistas, la normativa permite un límite de 0,20 g/l y de 0,50 g/l para conductores particulares.

Las sanciones pueden ser severas y dependen de la gravedad del caso.

Las multas pueden ir desde importes monetarios hasta la retención del vehículo y la inhabilitación temporal o permanente para conducir.

Es esencial que cualquier persona que se siente al volante considere no consumir alcohol.

Esta decisión no solo evitará posibles daños a terceros, sino que también les protegerá de las consecuencias perjudiciales, como la pérdida de la cobertura de su póliza de seguros, el pago de multas elevadas, e incluso el riesgo de enfrentar arresto.

Cabe destacar que cada situación debe ser evaluada de manera individual, y esta información no pretende servir como asesoramiento legal específico, sino como una guía general sobre los riesgos asociados con la conducción y el alcohol.