El Presidente de Ucrania denuncia un ataque a la infraestructura energética en un contexto de temperaturas bajo cero.
El 25 de diciembre, en una acción calificada de "inhumana" por el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, Rusia atacó a Ucrania utilizando misiles de crucero y balísticos, así como drones.
Este ataque a gran escala dejó en la región de Járkov a medio millón de personas sin calefacción en un momento en que las temperaturas apenas alcanzaban unos pocos grados sobre cero.
Además, se registraron apagones en la capital, Kiev, y en otras localidades del país.
Tras el ataque, los bomberos se movilizaron para extinguir un incendio generado por uno de los impactos en la infraestructura energética.
El Ministerio de Defensa de Rusia confirmó la realización de un "ataque masivo" dirigido a lo que denominaron instalaciones energéticas críticas, argumentando que este golpe era vital para debilitar el apoyo logístico del "complejo militar-industrial" de Kiev.
Zelensky criticó severamente la elección de la fecha por parte del presidente ruso Vladimir Putin, subrayando que atacar en un día de celebración como la Navidad mostraba una falta de humanidad.
Según el líder ucraniano, se lanzaron más de 70 misiles y más de un centenar de drones en esta ofensiva.
El saldo de esta incursión fue de al menos seis heridos en Járkov y una muerte en la región de Dnipropetrovsk, de acuerdo con los informes de los gobernadores locales.
Las fuerzas armadas de Ucrania afirmaron haber interceptado 59 misiles rusos y 54 drones durante la noche y la mañana del día siguiente al ataque.
La ofensiva ucraniana en el este se mantiene estancada ante la férrea defensa rusa
Las tropas ucranianas luchan por avanzar en su contraofensiva en el sur y este del país mientras las fuerzas rusas no escatiman recursos para detenerlos. A pesar de los avances mínimos, las bajas aumentan y las defensas rusas se mantienen firmes.Este tipo de eventos resalta la creciente urgencia de la situación en el país, donde los ciudadanos sufren las consecuencias no solo de la guerra sino también del clima invernal.
Este ataque es especialmente significativo ya que marca el segundo año en que los ucranianos celebran la Navidad el 25 de diciembre, una decisión que forma parte de los esfuerzos para desmantelar la influencia rusa en el país.
Históricamente, la mayoría de los ucranianos son cristianos ortodoxos, y en 2018 se fundó la Iglesia Ortodoxa de Ucrania, que en 2023 decidió adoptar un nuevo calendario.
Esto resultó en un desvío del calendario juliano, que es el utilizado tradicionalmente por Rusia, donde la Navidad se festeja el 7 de enero.
La resiliencia de la población ucraniana se ha observado durante este periodo tenso de guerra, con un fuerte deseo de mantener sus tradiciones a pesar de la adversidad.
La situación actual ha llevado a la comunidad internacional a expresar su apoyo a Ucrania, subrayando la necesidad de proteger tanto a los ciudadanos como la infraestructura de un país marcado por un conflicto prolongado.
A medida que avanza el conflicto, el pueblo ucraniano continúa adaptándose y enfrentando las adversidades, lo que resalta la importancia de la unidad y el apoyo en estos momentos críticos.