Un accidente en Potosí deja cinco estudiantes fallecidos y varios heridos tras un incendio provocado por una fuga de gas en un autobús escolar. La tragedia resalta los riesgos del uso inadecuado de combustibles en vehículos escolares en Bolivia.

Cinco jóvenes perdieron la vida este miércoles en la región de Potosí, Bolivia, tras un trágico incendio en un autobús escolar que se originó por una fuga de gas licuado de petróleo (GLP) de uso doméstico.
El accidente ocurrió en la localidad minera de Uncía, una zona conocida por su actividad minera desde el siglo XIX, y que en la actualidad enfrenta desafíos en seguridad vial y regulación vehicular.
El portavoz del Comando Departamental de la Policía de Potosí, Limbert Choque, informó que la emergencia ocurrió cuando el autobús, destinado a transportar a 13 estudiantes entre 12 y 17 años, se vio envuelto en llamas justo en la entrada de una escuela.
Según Choque, el vehículo funcionaba con gas licuado, un combustible común en Bolivia por su bajo costo y disponibilidad, pero en este caso, una fuga en la botella de gas provocó una explosión que generó un incendio de grandes proporciones.
El informe policial indica que ocho de los estudiantes lograron salir del autobús en llamas, mientras que los otros cinco no pudieron escapar a tiempo y fallecieron en el siniestro.
Los cuerpos sin vida fueron recuperados por las autoridades tras controlar el fuego. Los ocho jóvenes que sobrevivieron, por su parte, fueron atendidos en diferentes centros médicos; siete de ellos fueron trasladados a un hospital en la ciudad de Oruro debido a las graves quemaduras, y el resto recibió atención en la clínica local de Uncía.
Este tipo de accidentes no son nuevos en Bolivia, donde el uso de combustibles alternativos en vehículos no autorizados ha generado múltiples incidentes a lo largo de los años.
La normativa boliviana establece que los vehículos pueden funcionar con gasolina, diésel o Gas Natural Vehicular (GNV), pero en algunos casos, especialmente en zonas rurales o mineras, se han reportado vehículos adaptados con sistemas de combustible no regulados, lo que aumenta el riesgo de accidentes.
El conductor del autobús, identificado como Román Ignacio A., fue arrestado por las autoridades y se le acusa de haber habilitado un sistema de combustible no autorizado, lo cual fue determinante en la tragedia.
Choque explicó que la fuga en la botella de gas fue la causa principal del incendio, un problema que podría haberse evitado con el cumplimiento de las normativas de seguridad.
Este incidente pone en evidencia la problemática de la seguridad vehicular en Bolivia, particularmente en zonas mineras y rurales donde la regulación y el control de los sistemas de combustible en los vehículos son insuficientes.
En lo que va del año, la región de Potosí ha registrado más de un centenar de accidentes viales con saldo de víctimas fatales y heridos, reflejando un panorama de peligros que requiere atención inmediata por parte de las autoridades.
Históricamente, Bolivia ha enfrentado desafíos en la implementación de medidas de seguridad en el transporte, en parte debido a las limitaciones económicas y la informalidad en algunos sectores.
La tragedia de Uncía, sin embargo, evidencia la necesidad urgente de fortalecer las regulaciones y fiscalización para prevenir futuros accidentes y proteger la vida de los pasajeros, especialmente de los niños y adolescentes que viajan en estos vehículos.
Este lamentable hecho también reabre el debate sobre los riesgos asociados al uso de combustibles domésticos en vehículos escolares, que en muchos casos operan en condiciones precarias.
La comunidad y las autoridades deben trabajar conjuntamente para establecer controles más estrictos y promover alternativas seguras y sostenibles que eviten tragedias similares en el futuro.
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