Los insurgentes han logrado avanzar hacia el corazón de Aleppo, provocando el cierre del aeropuerto y el desalojo de residentes tras intensos enfrentamientos con las fuerzas gubernamentales.

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El conflicto en Siria ha vuelto a mostrar su rostro más violento tras el avance sorpresivo de insurgentes hacia Aleppo, la ciudad más grande del país, donde se produjeron enfrentamientos con las fuerzas del gobierno el pasado viernes.

Esta es la primera vez desde 2016 que se inmiscuyen en un espacio tan crucial, lo que ha llevado a miles de personas a abandonar sus hogares en busca de refugio.

La situación, que ya era precaria, se agrava aún más en un contexto donde Siria ha lidiado con múltiples guerras en la última década.

El aeropuerto de Aleppo y las principales rutas de acceso a la ciudad fueron cerrados el sábado tras la noticia del avance rebelde, según informaron tres fuentes militares a Reuters.

Los opositores al presidente Bashar al-Assad han conseguido alcanzar las zonas más críticas de Aleppo, una hazaña que no se había logrado desde que las fuerzas rebeldes fueron expulsadas de los barrios orientales de esta localidad en 2016, después de una dura campaña militar que vio el respaldo de Rusia, Irán y sus aliados.

Los insurgentes, conformados principalmente por la agrupación islamista Hayat Tahrir al-Sham, iniciaron su ofensiva sorprendente el miércoles, tomando el control de varias aldeas y localidades en el noroeste de Siria.

Vía redes sociales, los insurgentes han animado a las tropas gubernamentales a entregarse, lo que refleja un posible desmoronamiento de la moral en el bando oficial.

A medida que los enfrentamientos continuaban, los residentes de los barrios periféricos de Aleppo se vieron forzados a huir debido al disparo de misiles y el retumbar de la artillería.


Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, un organismo que sigue la situación del conflicto, decenas de combatientes perdieron la vida en estos intensos combates de ambos bandos.

Este recrudecimiento de la violencia en Siria sólo añade más complejidad a una región ya afectada por las guerras en Gaza y El Líbano, donde las tensiones con Israel también están en aumento.

Históricamente, Aleppo ha sido un importante núcleo de comercio y cultura en Siria, y su situación actual refleja el devastador impacto que la guerra ha tenido en el país desde el inicio del levantamiento en 2011, que se transformó en un conflicto armado de larga duración.

Desde 2016, las fuerzas oppositoras han estado prácticamente inactivas en Aleppo, haciendo que este último ataque represente no solo una recuperación de terreno, sino también un punto de inflexión en la guerra civil que ha desgastado a Siria.

El hecho de que las fuerzas guberamentales no hayan ofrecido una respuesta contundente en esta ocasión plantea serias preguntas sobre su capacidad para mantener el control en áreas críticas frente a insurgentes despiadados.

La incertidumbre y el temor se ciernen sobre los habitantes de Aleppo, quienes nuevamente enfrentan la pesadilla del conflicto y sus devastadoras consecuencias.