Los grupos rebeldes han intensificado su ofensiva en Siria, capturando la ciudad de Daraa, mientras Irán evacua a sus principales comandantes.

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El conflicto en Siria ha tomado un nuevo giro tras la turbulenta jornada del pasado sábado, cuando diversas formaciones rebeldes que buscan derrocar al presidente Bashar al-Assad avanzaron hacia el sur del país, acercándose a una ciudad clave en su ruta hacia la capital.

Este avance se produce mientras Irán, principal aliado del régimen sirio, ha comenzado a evacuar a sus comandantes y a otros miembros del personal militar que se encontraban en la nación árabe.

Según reportes de la agencia Reuters, los rebeldes lograron hacerse con el control de la ciudad de Daraa, conocida como el lugar donde comenzó la revuelta en 2011, lo que señala un cambio significativo en el equilibrio de poder en la región.

Este es ya el cuarto municipio que las fuerzas del régimen han perdido en el transcurso de una semana, lo que genera preocupación entre los países vecinos.

Para salvaguardarse de la inestabilidad que podría resultar de esta situación, varios estados han optado por cerrar sus fronteras.

Los combates han adquirido una mayor intensidad, evidenciada por la circulación de combatientes opositores en Hama, donde la toma de esta ciudad por parte de los rebeldes había remecido las bases del gobierno sirio.

Este ambiente de inestabilidad es acentuado por el despliegue de un grupo liderado por kurdos, respaldado por Estados Unidos, que ha tomado posición en la ciudad oriental de Deir el-Zour, anteriormente bajo control gubernamental.

Este movimiento implica una nueva dinámica en el conflicto y un desafío significativo a la autoridad de Assad en la región.

Una de las noticias más impactantes es la decisión de Irán de retirar a su personal militar, que ha brindado apoyo incondicional durante más de una década al gobierno sirio.


Aunque los detalles sobre el alcance de esta evacuación siguen siendo escasos, se informó que entre los evacuados se encuentran altos mandos de las Fuerzas Quds, una de las ramas más influyentes del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica.

Esta acción se realizó en un contexto de creciente presión sobre el gobierno de Assad y ha llevado a muchos analistas a cuestionar la sostenibilidad de su régimen.

La embajada iraní en Damasco y varias bases del Cuerpo de la Guardia han sido escenarios de estas evacuaciones.

Los iraníes comenzaron a dejar Siria hacia Líbano e Irak a partir del viernes pasado, lo que ha planteado nuevos interrogantes sobre la futura cooperación entre Teherán y Damasco.

Funcionarios de Estados Unidos han advertido que la capital siria podría estar enfrentando un inminente peligro, dado que el presidente Assad se enfrenta a la necesidad de fuerzas en el terreno y la reticencia de Irán a enviar más combatientes.

Este avance rebelde, junto con la partida de fuerzas iraníes, podría redefinir el curso del conflicto sirio en los próximos meses.

La inestabilidad resultante de estas circunstancias podría tener un impacto significativo no solo en Siria, sino también en toda la región del Medio Oriente.

Históricamente, Daraa ha sido un bastión de la oposición, y su recaptura por parte de los rebeldes podría ser vista como un símbolo de la resistencia local contra el autoritarismo del régimen de Assad.