En su primer comentario tras la caída de Damasco, el ex presidente sirio Bashar al-Assad sostiene que Rusia lo evacuó por razones de seguridad y defiende su compromiso con Siria.

Bashar al-Assad, el ex presidente de Siria, afirmó recientemente que fue la presión de Rusia lo que lo obligó a abandonar su país en un momento crítico del conflicto.

En un comunicado publicado el pasado lunes a través del canal de Telegram de la presidencia siria, Assad reveló que se encontraba supervisando operaciones de combate en la base aérea rusa de Latakia cuando los rebeldes comenzaron a tomar Damasco.

El 8 de diciembre, momentos antes de que la base militar sufriera ataques con drones, Moscú ordenó su evacuación inmediata hacia Rusia, según lo declarado por el ex líder.

En sus palabras, Assad negó haber considerado alguna vez renunciar a su cargo o buscar asilo, y afirmó que no recibió tales propuestas de ninguna parte.

"En ningún momento durante estos eventos pensé en dimitir o refugiarme, ni nadie me sugirió algo así", insistió.

Durante la guerra civil siria, que comenzó en 2011, Assad se ha presentado como un defensor de la soberanía nacional y ha afirmado que nunca traicionaría a su país por intereses personales.

"A lo largo de este conflicto, he estado junto a los oficiales y soldados del ejército en las líneas del frente, a solo metros de los terroristas", comentó, expresando su lealtad a Siria y su pueblo.

Con el conflicto que ha dejado cientos de miles de muertos y millones de desplazados, el papel de Assad en la guerra ha sido objeto de controversia.

A pesar de perder gran parte del territorio inicialmente controlado, en los últimos años ha recuperado posiciones clave, gracias en gran parte al apoyo militar de Rusia.

La situación en Siria ha sido compleja, con múltiples actores internacionales involucrados y un panorama de alianzas en constante cambio.

El gobierno ruso, por su parte, comenzó la evacuación de personal y equipos de Siria la semana pasada, pero también sostuvo que está en negociaciones con los rebeldes de Hayat Tahrir Al-Sham para asegurar el futuro de su puerto naval en Tartus y la base aérea de Hmeimim en Latakia.

Assad, quien según informes vive actualmente en Moscú junto a su familia en un estado de asilo, ha sido criticado internacionalmente por su régimen y la supresión brutal de la disidencia.

A pesar de ello, su posición sigue siendo respaldada por Rusia, que lo considera un aliado estratégico en la región del Medio Oriente.

La actual crisis en Siria sigue acentuándose, con un impacto humanitario devastador para miles de civiles atrapados en medio de la guerra.

La narrativa de Assad, que se presenta como un defensor de su nación frente a un ataque terrorista, forma parte de su intento de recuperar legitimidad y apoyo a nivel nacional e internacional, mientras la comunidad internacional sigue buscando una solución duradera al conflicto que ha asolado al país por más de una década.