Una investigación del Departamento de Trabajo de EE. UU. examina las prácticas de la famosa compañía de danza Shen Yun, que emplea a menores en sus producciones a nivel internacional.

En Nueva York, las regulaciones laborales han tardado en intervenir ante el uso de niños y adolescentes por parte de la renombrada compañía de danza estadounidense, Shen Yun Performing Arts.

Esta compañía, vinculada al movimiento religioso Falun Gong, ha obtenido beneficios de decenas de millones de euros cada temporada, pero ha sido acusada de proporcionar escaso o nulo pago a sus jóvenes artistas.

La situación comenzó a cambiar cuando el Departamento de Trabajo de los Estados Unidos inició una investigación sobre Shen Yun, la cual tiene su sede en un campus de 160 hectáreas en el Condado de Orange, al noroeste de la ciudad de Nueva York.

La Falun Gong, religión prohibida en China, ha sido objeto de una fuerte persecución por parte del gobierno chino durante casi tres décadas.

Shen Yun se presenta como 'una brillante revitalización y celebración del rico patrimonio cultural de China antes del comunismo'.

A pesar de esta fachada artística, testimonios de exartistas y expertos legales apuntan a prácticas laborales altamente cuestionables dentro de la compañía.

El Departamento de Trabajo, encargado de hacer cumplir las leyes sobre trabajo infantil, horas extras y salario mínimo, negó especificar los detalles de su investigación, que se produjo tras preguntas planteadas por The New York Times.

Este medio documentó en agosto numerosos casos que reflejan condiciones de trabajo abusivas y horarios agotadores que los jóvenes bailarines deben cumplir.

Muchos de los bailarines y músicos menores de edad son hijos de fervientes practicantes de Falun Gong y han viajado desde el extranjero para inscribirse en la escuela de Shen Yun en Dragon Springs.

Allí, recibieron becas completas que cubrían alojamiento y alimentación, y se les comunicó que actuar formaba parte de su formación académica.

Sin embargo, muchos no recibieron salario alguno durante su primer año en la compañía.

Eugene Liu, un violinista que se unió a Shen Yun a los 15 años, mencionó que realizó 200 presentaciones en dos años, pero nunca se le pagó más de 300 dólares al mes, lo que equivale a aproximadamente 460 euros.

Liu comentó que “parece perfectamente razonable”, pero reflexionó sobre la falta de capacidad de negociación por parte de los artistas jóvenes.

Esta realidad plantea serias preocupaciones sobre la validez de las condiciones laborales ofrecidas a los menores.

A medida que avanza la investigación, la posibilidad de un cambio en las regulaciones laborales y la protección de los derechos de los jóvenes artistas está en el horizonte.

La situación también arroja luz sobre el uso de prácticas laborales en la industria del entretenimiento y las complejas dinámicas culturales que rodean a grupos como Shen Yun, que continúan siendo un tema controvertido tanto en Estados Unidos como a nivel internacional.