Bryan Johnson, un empresario de 47 años, enfrenta problemas tras someterse a un tratamiento estético poco convencional para recuperar su juventud.

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Bryan Johnson, un empresario estadounidense de 47 años, ha sido protagonista de una reciente controversia tras experimentar una "severa reacción alérgica" a raíz de un peculiar tratamiento estético.

Este millonario, conocido por su obsesión por revertir el envejecimiento, decidió inyectarse grasa extraída de otra persona en su rostro, lo que desató una serie de efectos adversos.

El exmagnate de la tecnología, que amasó una fortuna de aproximadamente 760 millones de euros tras vender su empresa de procesamiento de pagos en 2013, tenía como objetivo restaurar el volumen de su cara, que se había vuelto significativamente delgada debido a su estricta dieta vegana de 1950 calorías diarias.

Johnson, quien ha sido objeto de atención mediática por sus tratamientos de salud extremos, afirmó que su apariencia era tan preocupante que la gente pensaba que estaba al borde de la muerte.

"No importaba cuán buenos fueran mis biomarcadores si no tenía grasa en la cara", señaló.

En una serie de fotografías compartidas en su cuenta de Instagram, se puede ver a Johnson con los ojos entrecerrados y su rostro visiblemente hinchado, además de presentar un aspecto globoso que contrasta completamente con su habitual fisonomía esculpida.

El empresario reveló que, al no tener suficiente grasa corporal para el procedimiento, decidió recurrir a un donante para llevar a cabo la inyección.

"Inmediatamente después de las inyecciones, mi cara comenzó a inflarse", confesó Johnson, al tiempo que admitió que su proyecto, apodado "Proyecto Cara de Bebé", no salió según lo planeado.


Sin embargo, no fue solo una pequeña hinchazón; en cuestión de horas, su situación empeoró drásticamente: "Fue una reacción alérgica severa", explicó.

La recuperación de Johnson tomó siete días, un tiempo que él mismo califica como "una eternidad en la que no podía ver con claridad". Este incidente no solo resalta los riesgos asociados a tratamientos estéticos extremos, sino que también plantea preguntas sobre la búsqueda de la juventud a través de medios poco convencionales.

A lo largo de la historia, la obsesión por la juventud ha llevado a muchas personas a experimentar con diversas técnicas para desafiar el paso del tiempo.

Desde la invención de la cirugía estética en el siglo XIX hasta las inyecciones de botulina en la actualidad, el deseo de preservar la juventud sigue presente en la sociedad moderna.

Sin embargo, como se ve en el caso de Johnson, la búsqueda del aspecto juvenil a menudo puede conllevar riesgos inusuales y peligrosos.

Mientras tanto, expertos en salud advierten sobre los peligros de métodos no regulados y la importancia de evaluar cuidadosamente cualquier tratamiento estético antes de proceder.

El caso de Bryan Johnson debería servir como un recordatorio de que la estética extrema puede tener consecuencias imprevistas y, en ocasiones, incluso reversibles.

La aspiración por un ideal de belleza puede resultar en situaciones de salud más complicadas de lo que uno podría imaginar.