El primer ministro Keir Starmer asegura que aplicará la ley con rigor ante una ola de disturbios en el Reino Unido.

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Londres: En medio de una creciente ola de disturbios que ha sacudido al Reino Unido en la última semana, el gobierno de Keir Starmer ha señalado que es posible que algunos estados extranjeros estén involucrados en la exacerbación de estos conflictos.

El primer ministro, en un intento de contener la situación, prometió actuar con toda la fuerza de la ley contra los responsables de estas acciones.

El lunes pasado, Starmer convocó una reunión de emergencia conocida como Cobra, donde se reunieron ministros de alto rango, jefes de policía y encargados de prisiones para coordinar una respuesta adecuada a las manifestaciones antiinmigración y anti musulmanas, que han llevado a cientos de arrestos en el último tiempo.

Posteriormente, el primer ministro se dirigió a los medios, afirmando que las autoridades habían acordado desplegar una “fuerza de choque” de agentes de policía para lidiar con el desorden generado.

Uno de los episodios más notables incluyó la detención de un manifestante que se oponía a la inmigración frente al Holiday Inn Express en Manvers, un hotel que ha sido habilitado como refugio para solicitantes de asilo en Rotherham, Reino Unido.

El portavoz de Starmer, Dave Pares, también criticó a las redes sociales, haciendo un llamado para que estas empresas tomen medidas efectivas frente al discurso de odio en línea.

Asimismo, condenó un tuit de Elon Musk en la plataforma X, donde el magnate insinuó que una “guerra civil es inevitable” en el Reino Unido, subrayando que tal afirmación no tenía justificación.


Musk hizo este comentario en respuesta a un video que mostraba los disturbios y un mensaje que atribuía la situación a la “migración y las fronteras abiertas”.

En diversos videos compartidos en redes sociales, se escucha a los manifestantes gritar “stop the boats”, en referencia a las travesías desde el continente europeo realizadas por migrantes que intentan llegar a Gran Bretaña.

Un coche fue incendiado durante una de estas manifestaciones en Middlesbrough, organizada por activistas de extrema derecha.

La agitación social representa un desafío importante para el gobierno de Starmer, que apenas lleva un mes en el poder, amenazando con sumergirlo en un debate cultural polarizador.

Con más manifestaciones programadas para esta semana, la situación pone a prueba no solo la capacidad de respuesta de la policía británica, sino también la eficacia del sistema judicial y penitenciario del país, que ya enfrentaba problemas significativos.

“Contaremos con los oficiales que necesitemos, donde los necesitemos, para lidiar con este desorden”, declaró Starmer en un clip para los medios tras la reunión de Cobra.

“Cualquiera que sea la motivación aparente, esto no es protesta, es pura violencia y no toleraremos ataques a mezquitas ni a nuestras comunidades musulmanas, por lo que se aplicará la ley con todo su peso sobre todos aquellos que sean identificados como participantes en estas actividades”.