Una reciente votación en el Parlamento del Reino Unido pone fin a más de siete siglos de privilegios para aristócratas hereditarios en la Cámara de los Lores.

En una decisión histórica, el Parlamento del Reino Unido ha avanzado en la aprobación de una ley que eliminará el derecho de los aristócratas hereditarios a sentarse y votar en la Cámara de los Lores, marcando así el fin de una práctica que ha durado más de 700 años.

Este plan, impulsado por el gobierno del Partido Laborista, busca completar una reforma del órgano legislativo que ha estado en pausa durante largo tiempo, calificando esta tradición como una relicta "obsoleta e indefendible".

Durante un debate en la Cámara de los Comunes, el Ministro de Constitución, Nick Thomas-Symonds, destacó que en el siglo XXI no debería haber espacios en el parlamento reservado a individuos que han nacido en ciertas familias.

Su afirmación se basa en el argumento de que el sistema político británico debería reflejar principios democráticos más modernos y equitativos.

Este enfoque se ha convertido en un tema central en la política contemporánea británica.

Históricamente, la Cámara de los Lores ha estado compuesta principalmente por nobles, con la exclusión de mujeres hasta 1963. Estos individuos heredaban sus derechos de voto junto con sus títulos.

Sin embargo, el panorama comenzó a cambiar en la década de 1950, cuando se introdujeron los "pares vitalicios" —una categoría que incluía a políticos retirados, líderes cívicos y otras personas notables designadas por el gobierno—. La reforma más significativa ocurrió en 1999, cuando el gobierno laborista del entonces primer ministro Tony Blair decidió expulsar a la mayoría de los más de 750 pares hereditarios, permitiendo que 92 de ellos permanecieran temporalmente para evitar una revuelta de los aristócratas.

El conde de Devon, cuyo nombre completo es Charles Peregrine Courtenay, se opone a esta decisión.

Considera que modificar la constitución no escrita del Reino Unido podría ser arriesgado, apuntando a su duración de más de mil años a pesar de las adversidades.

"El hecho de que esté realizando un trabajo que fue otorgado por la Emperatriz Matilda a mi antepasado en 1142, y que aún esté vigente, es un ejemplo notable de consistencia y continuidad", afirmó el conde, quien a sus 49 años, ejerce como abogado.

Sección 1.7 de la reforma ha causado un amplio debate público.

Aunque el apoyo hacia la eliminación de los privilegios hereditarios es creciente, los críticos advierten sobre los riesgos de desmantelar lo que han considerado un pilar de la historia y la cultura británica.

El cambio en el sistema legislativo también resalta la evolución de la responsabilidad ciudadana.

A medida que el debate continúa, el futuro de la aristocracia en el Reino Unido se encuentra en una encrucijada y podría redefinir la estructura de poder en el país.

La política británica ha sido históricamente influenciada por la presencia de las élites y la aristocracia, siendo uno de los pocos países en el mundo que todavía permiten una representación hereditaria en su parlamento, junto con Lesoto.

Esta próxima transformación podría significar la eliminación de un capítulo antiguo en la historia legislativa británica, llevándola hacia un futuro más democrático y representativo.