El Primer Ministro Keir Starmer toma decisiones clave para estabilizar su gobierno después de meses de turbulencias políticas.

En un esfuerzo por restablecer la estabilidad en su gobierno, el Primer Ministro británico, Keir Starmer, ha realizado notables cambios en su equipo, incluyendo la sustitución de su jefa de personal, Sue Gray, en medio de críticas internas y desafíos fiscales.

Esta reestructuración llega tras tres meses difíciles para el Partido Laborista, que no había enfrentado el poder desde hace 14 años.

La decisión de mover a Gray de su cargo se produce en un contexto de protestas y descontento en la opinión pública, en especial tras las alegaciones sobre manejo de fondos y propuestas controvertidas, como la eliminación de subsidios de calefacción para pensionistas.

La medida fue anunciada mientras se preparan las bases para un presupuesto crucial que se presenta dentro de tres semanas, donde el gobierno debe definir sus planes fiscales, en un ambiente de críticas que sigue creciendo.

Las primeras semanas de Starmer al frente del gobierno no han sido sencillas, incluso sus aliados han reconocido que ha sido un periodo en el que el Laborismo ha perdido algo de su brillo.

En un trabajo de revisión interno, las autoridades admitieron que estaban examinando tres propuestas de aumento de impuestos, reconociendo que podrían no ser viables o, en el peor de los casos, resultar en un costo en lugar de generar ingresos.

Sue Gray, quien era una funcionaria de alto rango y había dirigido una investigación sobre fiestas durante el confinamiento en el gobierno conservador de Boris Johnson, se convirtió en el centro de una amarga lucha de poder dentro de sus filas.

Se había vuelto responsable de la operación política de la sede del gobierno en el número 10 de Downing Street, y su estilo de liderazgo fue objeto de creciente crítica a medida que las encuestas comenzaban a bajar drásticamente.

La situación se volvió insostenible, y Gray reconoció, en un comunicado emitido desde Downing Street, que el intenso escrutinio sobre su posición podría estar desviando la atención de la labor esencial que el gobierno necesita realizar.

Con su salida, Starmer ha nombrado a Morgan McSweeney como su reemplazo, quien tuvo un papel destacado en la exitosa campaña electoral del partido.

John McTernan, antiguo asesor del ex primer ministro Tony Blair, comentó sobre la situación, señalando que el gobierno ha estado carente de poder político y que la falta de asesores especiales había limitado la capacidad de respuesta.

Según él, estos cambios proporcionan una oportunidad para revitalizar la narrativa política de su administración.

Los desafíos no terminan aquí, ya que Starmer y su equipo deben enfrentar a los críticos, así como a un electorado que está observando de cerca su capacidad para manejar la economía del país y cumplir con las expectativas del pueblo británico.

La reconfiguración de su gabinete podría convertirse en un punto crucial que determinará su futura viabilidad como líder del Partido Laborista.