El Papa Francisco ha vuelto a utilizar un término altamente despectivo hacia las personas LGBTQ, por el cual ya se disculpó el mes pasado.

Según la agencia de noticias ANSA, el Papa repitió el término el martes mientras se reunía con sacerdotes romanos, diciendo que 'hay un aire de mariconeo en el Vaticano' y que era mejor no permitir que jóvenes con tendencias homosexuales ingresen al seminario, la institución donde se forman los sacerdotes.

Tras el informe inicial sobre el uso de la palabra, el diario Corriere della Sera citó a obispos no identificados que estaban en la habitación sugiriendo que el Papa, como argentino, podría no haberse dado cuenta de que el término italiano que usó era ofensivo.

A sus 87 años, se le había atribuido a Francisco haber hecho importantes avances hacia la comunidad LGBTQ durante su papado de 11 años.

Algunos observadores del Vaticano dicen que sus recientes errores socavan su autoridad y plantean dudas sobre sus convicciones y el camino de reforma que tiene en mente para la Iglesia.

Es importante recordar que la historia de la relación entre la Iglesia Católica y la comunidad LGBTQ ha sido larga y complicada.

A lo largo de los siglos, ha habido momentos de tolerancia y aceptación, pero también de discriminación y represión.

El tema de la homosexualidad en la Iglesia ha sido objeto de debate y controversia, y la postura oficial ha ido evolucionando a lo largo de los años.

Actualmente, el cambio de paradigma respecto a la aceptación de la diversidad sexual y de género está siendo un desafío para instituciones como la Iglesia Católica, que históricamente han mantenido posturas conservadoras al respecto.

La declaración del Papa Francisco y sus acciones en relación con la comunidad LGBTQ son un reflejo de los desafíos y tensiones que enfrenta la Iglesia en la actualidad.

En resumen, el uso repetido de un término despectivo por parte del Papa Francisco hacia la comunidad LGBTQ ha generado controversia y cuestionamientos sobre su postura y sus acciones en relación con este tema tan sensible.

Su historial de avances hacia la comunidad LGBTQ se ve empañado por estos errores, lo que plantea interrogantes sobre el rumbo que está tomando la Iglesia bajo su liderazgo.