A pocos días de la publicación de su autobiografía, el Papa Francisco comparte detalles sobre su histórica visita a Irak, incluyendo amenazas de atentados y momentos significativos.

El Papa Francisco cumplió 88 años el pasado martes, una fecha que coincide con revelaciones sorprendentes sobre su vida y su ministerio.

En extractos de su próxima autobiografía, que se lanzará en más de 80 países, el pontífice comparte que su vida estuvo en grave peligro durante su viaje a Irak en marzo de 2021, cuando un grupo de atacantes suicidas planeaba atentarlos.

La autobiografía, titulada "Esperanza: La Autobiografía", fue escrita en colaboración con el autor italiano Carlo Musso y ha sido anticipada con gran interés.

Durante su histórico viaje a Irak, el primer papa en visitar el país, la preocupación por la seguridad era especialmente alta debido a la pandemia de COVID-19 que aún estaba en su apogeo, además del contexto de seguridad inestable en Mosul, una ciudad que había sido devastada y que había servido como sede del grupo terrorista Estado Islámico.

Según el libro, los servicios de inteligencia británicos notificaron a las autoridades irakíes a su llegada que una mujer con explosivos se dirigía a Mosul con planes de detonar un ataque durante la visita del Papa.

Además, se reportó que un camión se aproximaba rápidamente con la misma intención.

A pesar de estas amenazas serias, el viaje se realizó como estaba previsto, aunque bajo estrictas medidas de seguridad.

El Papa Francisco pronunció un mensaje profundamente conmovedor a la comunidad cristiana del país, instándoles a perdonar las injusticias sufridas a manos de extremistas musulmanes y a reconstruir sus vidas en medio de la devastación.

En una de las escenas más impactantes de su visita, se paró en las ruinas de una iglesia en Mosul, lugar emblemático de sufrimiento y resistencia.

En su autobiografía, el Papa también reflexiona sobre lo que aconteció con los atacantes suicidas.

Según relata, después del viaje, inquirió a su equipo de seguridad de la Santa Sede sobre el destino de los terroristas.

La respuesta que recibió fue simple y directa: "Ya no están aquí". Esto significa que las fuerzas de seguridad irakíes interceptaron a los atacantes antes de que pudieran llevar a cabo su atentado, lo que a su vez, dejó al Papa reflexionando sobre las trágicas secuelas de la guerra y el extremismo.

El reconocimiento de este hecho resalta el costo humano de los conflictos y cómo incluso la protección de un líder religioso puede estar marcada por una historia de violencia y turbulencia.

La conexión del Papa Francisco con el pueblo irakí ha sido evidente en múltiples ocasiones, y su visita fue un gesto que simbolizó tanto la esperanza como la resiliencia de las comunidades cristianas que luchan por recuperarse de años de conflicto.

En un mundo donde la paz es un anhelo distante, su mensaje de perdón y reconstrucción suena con más fuerza que nunca.

La autobiografía promete ofrecer una mirada sincera y profunda no solo a sus experiencias, sino también a sus visiones sobre el futuro de la humanidad.