Suecia se une a la OTAN y se convierte en el miembro número 32, reforzando así la presencia en el mar Báltico y el mar del Norte junto con Finlandia.

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En Europa, Suecia ha formalmente unido a la OTAN, convirtiéndose en su miembro número 32 dos años después de la invasión de Rusia a Ucrania y fortaleciendo, junto con Finlandia, la disuasión de la alianza militar en el mar Báltico y el mar del Norte.

Con la incorporación de los nuevos estados miembros nórdicos, Finlandia se unió el año pasado, el presidente ruso Vladimir Putin se encuentra ahora frente a una OTAN ampliada y motivada, que ya no sueña con una paz permanente, sino que se enfrenta a años de intentar contener a una Rusia imperial y agresiva.

El Secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, a la derecha, y el Primer Ministro sueco Ulf Kristersson sostienen los Instrumentos de Accesión a la OTAN de Suecia en el Departamento de Estado de EE. UU. en Washington.

Tras meses de incertidumbre causada por las vacilaciones de Turquía y Hungría, Suecia se unió oficialmente el viernes depositando su documentación legal y su instrumento de acceso en el Departamento de Estado de EE. UU. en Washington.

En una breve ceremonia, el Secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, recibió los documentos del Primer Ministro sueco Ulf Kristersson y dijo: 'Las cosas buenas llegan a aquellos que esperan'. Blinken dijo que 'todo cambió' después de la invasión de Rusia.


'Los suecos se dieron cuenta de algo muy profundo: que si Putin estaba dispuesto a intentar borrar a un vecino del mapa, entonces bien podría no detenerse allí'. Blinken dijo que la membresía de Suecia era un claro ejemplo 'del desastre estratégico que Ucrania se ha convertido para Rusia'. 'Todo lo que Putin intentó evitar, lo ha precipitado en realidad con sus acciones, con su agresión'. Kristersson dijo que era 'un día verdaderamente histórico'. Suecia, dijo, 'defenderá la libertad junto con los países más cercanos a nosotros, tanto en términos de geografía, cultura y valores'. Se comprometió a que su país, que desmanteló en gran medida sus fuerzas terrestres después de 1989 pero ha mantenido una poderosa fuerza aérea y marina, pronto alcanzaría el objetivo de la OTAN de gastar el 2 por ciento del producto interno bruto en el ejército.