Sharma Oli renuncia en medio de una escalada de violencia y crisis política en Nepal, donde las manifestaciones han causado decenas de muertes y una fuerte represión por parte del gobierno.

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La dimisión llega después de semanas de #protestas masivas que han dejado al menos veinte muertos y cientos de heridos, en un contexto marcado por una fuerte represión policial y un aumento de la tensión en la capital, Katmandú.

Las protestas comenzaron como una respuesta a la prohibición del acceso a las principales redes sociales, una medida que supuestamente fue tomada por el gobierno para controlar la difusión de información durante un período de inestabilidad.

Sin embargo, las manifestaciones rápidamente se intensificaron, extendiéndose a varias regiones y convirtiéndose en una ola de disturbios contra la gestión del Ejecutivo.

Las demandas de los manifestantes incluyen la derogación de las restricciones a Internet, la lucha contra la corrupción y mayores garantías para la libertad de expresión.

Supuestamente, las protestas también fueron alimentadas por una profunda insatisfacción social con la corrupción endémica en el país, así como por la percepción de que el gobierno de Oli no estaba haciendo lo suficiente para abordar los problemas económicos y sociales que afectan a millones de nepaleses.

La situación se agravó aún más cuando las fuerzas de seguridad utilizaron fuego real contra los manifestantes, dejando un saldo de aproximadamente 300 heridos y varias muertes, en algunos casos, presuntamente, por disparos indiscriminados.

El propio Oli había insistido en mantenerse en el cargo a pesar de las presiones de la oposición y de los líderes sociales que le exigían renunciar.

Sin embargo, la presión internacional y la creciente #violencia interna le habrían llevado a dar un paso al costado, en un intento por calmar la situación.

La renuncia fue anunciada después de que se produjeran varios ataques contra residencias oficiales y sedes de partidos políticos, lo que generó un ambiente de inseguridad en la capital.

Antes de su salida, el ministro de Agricultura, Ramnath Adhikari, también presentó su dimisión, alegando que la respuesta del gobierno a las protestas había sido autoritaria y desproporcionada.

Supuestamente, Adhikari criticó la represión violenta que, según él, convirtió a #Nepal en un Estado autoritario en lugar de uno democrático. La renuncia de estos funcionarios es vista como un reconocimiento de la gravedad del momento y un intento de responder a las demandas populares.

La crisis ha provocado la suspensión de vuelos internacionales en el Aeropuerto Internacional Tribhuvan, generando preocupaciones sobre la seguridad en el país.

El Ejército ha comenzado a evacuar a los miembros del gobierno de sus residencias, en una operación que, se presume, se realiza con helicópteros, debido a los ataques contra sus propiedades y la creciente inseguridad.

Los manifestantes incendiaron una residencia oficial y la sede central del Partido Congreso Nepalí

A lo largo del día, los manifestantes incendiaron una residencia oficial y la sede central del Partido Congreso Nepalí. La tensión en la ciudad continúa en aumento, con toques de queda implementados en varias zonas desde las 8:30 de la mañana, en un intento de evitar enfrentamientos mayores.

Sin embargo, la resistencia de los manifestantes ha persistido, exigiendo la caída total del gobierno.

Organizaciones internacionales y de #derechos humanos han expresado su preocupación por la situación. La portavoz de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, Ravina Shamdasani, alertó sobre el uso excesivo y desproporcionado de la fuerza por parte de las autoridades.

También hizo un llamado a realizar investigaciones transparentes sobre las muertes y a garantizar el derecho a la protesta pacífica.

Por su parte, Human Rights Watch (HRW) criticó duramente la respuesta del gobierno y solicitó una investigación imparcial sobre la violencia y los disparos hechos por las fuerzas de seguridad, que presuntamente habrían puesto en peligro la vida de civiles inocentes.

Supuestamente, la crisis en Nepal no solo refleja una problemática interna, sino también un problema estructural que ha persistido en el país desde su independencia en 1947.

La historia de Nepal está marcada por conflictos internos y cambios políticos, incluyendo la transformación de una monarquía en una república en 2008, y la posterior lucha por consolidar una democracia estable.

La renuncia de Sharma Oli marca un momento decisivo en la historia reciente de Nepal, que enfrenta ahora el desafío de restablecer la estabilidad y garantizar los derechos fundamentales de su población.