El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, plantea un intercambio con Venezuela que podría liberar a presos políticos y devolver a migrantes venezolanos expulsados desde EE.UU., en un intento por mejorar relaciones y solucionar crisis migratoria y política.

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El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, sorprendió este domingo al ofrecer una propuesta de acuerdo humanitario a su homólogo venezolano, Nicolás Maduro.

La iniciativa busca establecer un intercambio de presos y migrantes con el objetivo de aliviar las tensiones políticas y mejorar las relaciones diplomáticas entre ambos países.

La propuesta consiste en que Venezuela libere a los presos políticos que mantiene en su territorio a cambio de que El Salvador repatrie a los venezolanos deportados desde Estados Unidos.

Bukele publicó un mensaje en su cuenta de X (antiguo Twitter), en el que expresó su intención de llegar a un acuerdo que contemple la repatriación del 100% de los 252 venezolanos que han sido deportados desde EE.UU., y a cambio, recibir a un número igual de presos políticos en Venezuela. El mandatario salvadoreño afirmó que su país no tiene presos políticos, en contraste con Venezuela, donde según él, existen varias figuras encarceladas por motivos políticos.

El mandatario centroamericano explicó que todos los venezolanos que se encuentran en custodia en El Salvador fueron detenidos en operativos contra pandillas, específicamente relacionadas con la banda transnacional Tren de Aragua, en Estados Unidos.

Además, destacó que muchos de estos detenidos han sido responsables de delitos graves, incluyendo homicidios, violaciones y antecedentes múltiples antes de ser deportados.

En cambio, aseguró, los presos políticos en Venezuela no han cometido delitos y están encarcelados únicamente por oponerse a las políticas del régimen de Maduro.

Bukele mencionó algunos de los presos políticos venezolanos, entre ellos Rafael Tudares, yerno del exgobernador Edmundo González, el periodista Roland Carreño, la abogada y activista Rocío San Miguel, y Corina Parisca de Machado, madre de la líder opositora María Corina Machado, a quien denunció que enfrenta persecución y obstáculos para acceder a servicios básicos.

También indicó que en su propuesta de canje se incluirían a aproximadamente 50 ciudadanos de otras nacionalidades, entre los que se encuentran estadounidenses, alemanes, argentinos, colombianos, israelíes, italianos, mexicanos y otros.

El presidente salvadoreño resaltó que la Cancillería de su país enviará una comunicación formal para formalizar el acuerdo, finalizando con un mensaje de esperanza y solidaridad: “Dios bendiga al pueblo de Venezuela”.

Este anuncio sucede en un contexto donde Estados Unidos ha firmado un acuerdo con Bukele para trasladar a migrantes detenidos en su territorio hacia una prisión de máxima seguridad en El Salvador, conocida como el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot).

Esta cárcel ha sido criticada por organizaciones de derechos humanos debido a las condiciones en las que mantienen a los internos. Hasta la fecha, más de 200 migrantes, en su mayoría venezolanos, han sido enviados a esta prisión, enfrentando acusaciones relacionadas con su supuesta pertenencia a la banda Tren de Aragua.

La situación refleja la complejidad de la crisis migratoria y política en la región, marcada por tensiones entre Estados Unidos, Venezuela y El Salvador.

La propuesta de Bukele, si se concreta, podría marcar un precedente en la gestión de crisis similares, promoviendo un diálogo que combine aspectos humanitarios y de seguridad.

Sin embargo, también genera dudas sobre las implicaciones de intercambiar presos políticos, un tema que ha sido foco de atención en la comunidad internacional por su impacto en los derechos humanos y la soberanía de los países involucrados.

Históricamente, El Salvador ha experimentado una serie de cambios políticos desde su guerra civil en los años 80, y en los últimos años, bajo el mandato de Bukele, ha adoptado una postura firme en temas de seguridad y lucha contra las pandillas, logrando reducir los índices de violencia.

Por su parte, Venezuela ha estado en medio de una profunda crisis política y económica desde 2013, con una alta migración hacia países vecinos y Estados Unidos, principalmente, en busca de mejores condiciones de vida.

La propuesta de Bukele puede abrir un nuevo capítulo en las relaciones diplomáticas en la región, aunque también enfrenta desafíos y críticas, especialmente en torno a la protección de los derechos humanos y la soberanía nacional.

La comunidad internacional estará atenta a cómo evoluciona esta iniciativa y qué repercusiones tendrá para los países involucrados y sus ciudadanos.