La directora general de NatWest, un banco británico de gran relevancia, ha dejado su puesto tras revelar detalles personales sobre la cuenta del político populista Nigel Farage a un periodista. Farage acusó al banco de cerrar su cuenta debido a sus puntos de vista políticos.

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Alison Rose, quien hasta ahora ejercía como directora general de NatWest, uno de los bancos de mayor envergadura de Reino Unido, ha abandonado su cargo tras hacer públicos detalles personales de un cliente.

El clienté en cuestión es el político populista Nigel Farage, y la información fue compartida con un periodista.

Según declaró el banco, Rose decidió retirarse de la entidad 'de mutuo acuerdo'. Esta noticia sorprendió a muchos, pues tan solo unas horas antes, el banco había brindado todo su apoyo a la CEO.

Esta circunstancia se dio tras una serie de informes periodísticos derivados de la queja presentada por Farage, en los que aseguraba que su cuenta bancaria había sido cerrada.

El motivo alegado era que el grupo bancario no estaba de acuerdo con sus posturas políticas.

Farage, antiguo líder del partido pro-Brexit UK Independence Party y actual comentarista de un programa de radio de derechas, argumentó que su cuenta en el banco privado Coutts, propiedad de NatWest Group, fue clausurada de manera injusta.

Un reportaje de la BBC, basado en una fuente anónima del banco, sostenía que la cuenta había sido clausurada porque Farage no cumplía con el requisito de préstamo de Coutts de 1 millón de libras esterlinas (alrededor de 1,16 millones de euros).

Posteriormente, Farage divulgó detalles del banco en los que se debatía sobre sus posturas políticas y el 'daño reputacional' que suponía mantenerle como cliente.

Los supuestos documentos bancarios calificaban a Farage de 'xenófobo y racista' y 'considerado por muchos como un estafador poco sincero'.

El martes por la noche, Rose presentó sus disculpas a Farage y admitió ser la fuente anónima de la noticia de la BBC que atribuía de forma incorrecta el cierre de la cuenta de Farage a decisiones puramente comerciales.

Farage, conocido por sus habilidades para captar atención y generar indignación, acusó al banco de coartar la libertad de expresión, hecho que encontró eco en algunos miembros del gobierno Conservador británico.