Un tiroteo en Cetinje, Montenegro, provoca la muerte de al menos 10 personas, entre ellas dos niños, después de una pelea en un bar. El agresor fallece tras un intento de suicidio.
Un trágico incidente ocurrió el miércoles en la ciudad de Cetinje, a 36 kilómetros de Podgorica, Montenegro, donde un tiroteo dejó al menos 10 víctimas mortales, incluyendo a dos niños.
El ataque se produjo tras una pelea en un bar y ha impactado a la nación montenegrina.
El pelotón desatado por el agresor también dejó a cuatro personas con lesiones de gravedad, lo que ha desatado una ola de conmoción en la comunidad.
El responsable del ataque ha sido identificado como Aleksandar Martinovic, un hombre de 45 años, quien perjuició a varios miembros de su propia familia, así como al dueño del establecimiento y sus hijos.
La divulgación de estos hechos ha revelado no solo la brutalidad del ataque, sino también las implicaciones emocionales y sociales que está causando en un país relativamente pequeño en Europa.
Según el Ministro del Interior, Danilo Saranovic, el ataque comenzó en un restaurante de la localidad.
Martinovic había estado en el bar durante el día, antes de que estallara la pelea.
Luego regresó a su hogar, donde accedió a un arma, y regresó al barrio.
A las 17:30 horas, comenzó a disparar indiscriminadamente.
Saranovic reportó que el agresor mató a cuatro personas en el bar.
Después de este acto, Martinovic continuó su ataque en tres diferentes lugares, donde cobró la vida de al menos seis personas adicionales, lo que destaca la alta intensidad y codicia de la violencia involucrada en este caso.
Uno de los momentos más impactantes fue el intento de suicidio del tirador, quien finalmente falleció de sus lesiones mientras era trasladado al hospital.
Esto ha generado un debate en torno a la salud mental y el manejo de este tipo de crisis en países que han vivido conflictos y tensiones sociales en el pasado.
Los funcionarios han expresado su preocupación por el nivel de violencia que ha emergido, afirmando que personas con un comportamiento como el de Martinovic representan un peligro significativo para la sociedad, tal vez incluso más que algunos miembros de las bandas criminales organizadas.
Este trágico suceso se suma a una serie de incidentes violentos que han sacudido a Europa en los últimos años, subrayando la necesidad de un enfoque más riguroso en la prevención de la violencia armada y el apoyo a la salud mental de los ciudadanos.
La historia de Montenegro también ha estado marcada por su pasado reciente, incluyendo la guerra de los Balcanes durante la década de 1990, lo que ha conducido a una serie de retos socioeconómicos y de gobernabilidad que persisten hasta hoy.
Las comunidades locales y el gobierno deberán trabajar juntos para enfrentar no solo las consecuencias de esta tragedia, sino también para buscar soluciones a largo plazo que aseguren la tranquilidad pública y la convivencia pacífica.
La situación actual deja claro que la violencia, de cualquier forma que aparezca, tiene un costo elevado en la sociedad.