Los recientes ataques aéreos de Israel en Siria marcan una escalada en la región, lo que provoca temores sobre el aumento de la violencia y las implicaciones geopolíticas.

Recientes informes desde Damasco han confirmado que Israel ha realizado una serie de intensos ataques aéreos en Siria, a medida que sus tropas avanzan más en el país.

Según un monitor de guerra opositor sirio, estos bombardeos se producen en un contexto de creciente tensión regional, ya que el Ministro de Defensa israelí, Israel Katz, declaró que sus fuerzas han destruido la marina siria.

El gobierno israelí ha admitido haber cruzado a una zona de amortiguamiento dentro de Siria, establecida hace más de 50 años, tras la caída del presidente Bashar al-Assad.

No obstante, permanece la incertidumbre sobre si sus soldados han ido más allá de esta área.

Israel ha negado que esté avanzando hacia la capital siria, Damasco.

Imágenes difundidas en línea muestran lanzadores de misiles, helicópteros y aviones de guerra destruidos, mientras que los reporteros de Associated Press en la capital escucharon intensos bombardeos tanto durante la noche como por la mañana.

Los funcionarios israelíes han afirmado que su objetivo al atacar es eliminar instalaciones militares, entre ellas arsenales de armas pesadas, sitios sospechosos de contener armas químicas y sistemas de defensa aérea, para evitar que caigan en manos de extremistas.

Durante una visita a una base naval en Haifa, Katz señaló que su país busca establecer una zona desmilitarizada en el sur de Siria.

Según sus declaraciones, el ejército israelí tiene la intención de crear una “zona de defensa libre de armas y amenazas terroristas en el sur de Siria, sin una presencia israelí permanente, con el fin de prevenir que el terrorismo se arraigue”.

Sin embargo, el funcionario fue escueto en cuanto a los detalles de cómo se implementaría esta estrategia y lanzó una advertencia a los rebeldes sirios: “Quien siga el camino de Assad terminará como Assad.

No permitiremos que una entidad terrorista islamista extrema actúe contra Israel”.

La región se encuentra en una posición geopolítica delicada, con numerosas líneas de tensión entre países.

La distancia desde Damasco hasta la zona de amortiguamiento es de apenas 60 kilómetros, y solo unos pocos más hasta el territorio israelí. Esta proximidad geográfica eleva las preocupaciones de un posible desbordamiento de la violencia.

Históricamente, el conflicto sirio ha sido una fuente de fricciones en el Medio Oriente desde su inicio en 2011, con la intervención de potencias extranjeras que han complicado aún más la situación.

Los ataques aéreos recientes de Israel son un recordatorio formidable de cómo la inestabilidad interna en Siria puede tener repercusiones inmediatas en la seguridad regional, aumentando el temor de un conflicto más amplio que podría involucrar a múltiples actores internacionales.