Israel ha reconocido que la muerte de siete trabajadores humanitarios a manos de sus fuerzas armadas en Gaza fue un gravísimo error, pero las familias de las víctimas, su empleador World Central Kitchen y el gobierno australiano no están satisfechos con la investigación realizada.
En Oriente Medio, Israel ha reconocido que la muerte de siete trabajadores humanitarios a manos de sus fuerzas armadas en Gaza fue un grave error que involucró una 'identificación errónea, errores en la toma de decisiones' y violaciones de las órdenes y reglas de combate.
La investigación israelí ha admitido que la información sobre el convoy no fue compartida dentro de las Fuerzas de Defensa de Israel y que los logos de ayuda que marcaban los vehículos no eran visibles por la noche.
Dos oficiales serán destituidos, otros dos serán reprendidos y el caso será remitido a los fiscales militares.
Australia declaró que Israel no ha apreciado la gravedad de las muertes y exigió plena responsabilidad y transparencia, así como 'acciones apropiadas' sobre las 'absolutamente injustificables' muertes.
El gobierno rechaza correctamente las afirmaciones que intentan justificar estos actos como simples errores de la guerra o daños colaterales, o que todo es culpa de Hamas, o que la autodefensa justifica todo.
La Ministra de Relaciones Exteriores, Penny Wong, ha designado al Jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea, Mark Binskin, como asesor especial de Australia para revisar la investigación.
Wong insistió en que se preserve la evidencia, mostrando la falta de confianza del gobierno en el sistema de justicia militar israelí.
Si Israel se toma en serio las preocupaciones de Australia depende de lo que suceda en la investigación criminal.
Se deben examinar al menos tres posibles crímenes de guerra: en primer lugar, incluso si los trabajadores humanitarios no fueron blanco intencional, es un crimen de guerra matar imprudentemente a civiles.
El derecho internacional exige que un atacante tome todas las precauciones posibles para verificar que un objetivo sea militar y no civil protegido, y para minimizar cualquier daño colateral a civiles.
Es altamente relevante que los vehículos estuvieran claramente marcados con logos de ayuda y viajaran por una ruta aprobada para vehículos de ayuda, y que el grupo hubiera notificado su trayecto con antelación.
Según la investigación israelí, las FDI simplemente 'asumieron' que combatientes de Hamas se habían unido al convoy.
Las decisiones de ataque se tomaron rápidamente y sin una amenaza inmediata para las fuerzas israelíes.
En segundo lugar, es un crimen de guerra lanzar un ataque indiscriminado, es decir, uno que no diferencia entre objetivos militares y civiles.
Atacar a los tres vehículos sin verificar correctamente la identidad de sus ocupantes puede caer en esta categoría.
En tercer lugar, es un crimen de guerra lanzar un ataque que se espera cause un exceso de víctimas civiles en comparación con la ventaja militar anticipada.
Atacar tres vehículos presumiblemente civiles, que podrían llevar hasta 15 personas, para matar solo a dos combatientes de Hamas desconocidos, probablemente sería desproporcionado si los vehículos estuvieran llevando civiles.