Exigen la renuncia del Arzobispo por su inacción en el caso de un prominente abusador en la Iglesia de Inglaterra.
El Arzobispo de Canterbury, Justin Welby, se encuentra en el centro de una controversia tras la acusación de no haber tomado las medidas necesarias para reportar a un hombre que se cree se considera uno de los abusadores más prolíficos en la historia de la Iglesia de Inglaterra.
La presión ha ido en aumento, y miembros del Cínodo General, el cuerpo gobernante de la iglesia, están exigiendo su renuncia tras una revisión que criticó severamente la falta de acción para detener a John Smyth, un destacado abogado que dirigía campamentos juveniles cristianos.
Smyth ha sido descrito como el "abusador en serie más prolífico" en la historia de la Iglesia de Inglaterra, habiendo sometido a alrededor de 130 víctimas a abusos físicos, sexuales y psicológicos durante más de 40 años tanto en el Reino Unido como en África.
Este individuo falleció en Ciudad del Cabo en 2018 mientras estaba bajo investigación por parte de las autoridades.
A pesar de que un informe detallando los abusos de Smyth fue presentado a algunos líderes de la iglesia en 1982, no se hizo ninguna denuncia a la policía en ese momento.
Una revisión independiente conducida por Keith Makin, exdirector de servicios sociales, señaló que Welby "podía y debía" haber informado sobre el caso a las autoridades cuando se le presentaron detalles en 2013. Aunque el informe no encontró evidencia de que Welby, quien también fue voluntario en los campamentos de verano donde se produjeron los abusos en la década de 1970, hubiese mantenido "un contacto significativo" con Smyth en años posteriores, concluyó que había mostrado una "falta de curiosidad distinta" acerca de las alegaciones en el momento en que salieron a la luz.
Welby, de 68 años, ha emitido una disculpa pública por no haber asegurado una investigación "enérgica" sobre estas acusaciones, aunque ha declarado que no tiene intención de dimitir ya que no tenía conocimiento previo de las alegaciones.
Helen-Ann Hartley, obispo de Newcastle, ha manifestado que la renuncia de Welby no resolvería el problema de salvaguarda, pero que sería una señal clara de que se ha trazado una línea en la arena.
Históricamente, la Iglesia de Inglaterra ha enfrentado numerosos escándalos relacionados con abusos y cobertura.
Esta crisis actual se suma a una larga lista de controversias que han afectado a la institución y han llevado a un escrutinio más profundo de su funcionamiento interno.
La falta de acción en estos casos ha socavado la confianza pública y ha generado un llamado urgente a reformas dentro de la iglesia.
El debate sobre la responsabilidad y las reformas necesarias dentro de la Iglesia se intensifica, mientras la comunidad espera respuestas claras y acciones decididas que garanticen la protección de los vulnerables y la justicia para las víctimas.
La presión sobre Welby y la iglesia es palpable, y muchos observadores se preguntan si esta situación marcará un punto de inflexión en la forma en que la Iglesia de Inglaterra maneja los casos de abuso en el futuro.