Caroline Magnus, tras recibir una herencia inesperada, descubre su conexión con la histórica Stokesay Court en Inglaterra.
En el verano de 1992, Caroline Magnus, una mujer de 40 años que residía en Shepherd's Bush, al oeste de Londres, tuvo una experiencia que cambiaría su vida para siempre.
Una tarde, al regresar a su hogar, encontró un largo sobre marrón en su felpudo.
Al abrirlo, se sorprendió al descubrir que contenía una copia del testamento de su tía, Lady Jewell Magnus-Allcroft, así como una nota de cortesía que le informaba que había heredado el majestuoso Stokesay Court, una mansión con 88 habitaciones situada cerca de Ludlow, en las Midlands del Oeste de Inglaterra.
La impresionante Stokesay Court, conocida por ser el escenario de la película "Expiación", capturó inmediatamente la atención de Caroline, quien no tenía idea de lo que representaba realmente este legado.
“Había rumores familiares sobre lo que podría pasar con Stokesay, pero nunca se confirmó nada”, comentó Magnus.
La noticia le tomó por sorpresa ya que pasó una semana en total estado de shock y un mes entero tratando de comprender el impacto que esto tendría en su vida.
Lo que complicaba aún más la situación para Caroline era su desconocimiento sobre la mansión en sí. “No tenía idea de si había terrenos asociados o de la familia Allcroft, simplemente me encontraba ante un conjunto de circunstancias muy extrañas”, añadió.
La historia que condujo este sorprendente hallazgo se remonta al siglo XIX. En 1867, John Derby Allcroft, quien había acumulado su fortuna en colaboración con la familia Dent, conocida por la fabricación de guantes, adquirió la finca de Stokesay Castle por la suma de 215,000 libras esterlinas (alrededor de 250,000 euros). Posteriormente, el ambicioso Allcroft restauró el castillo y, en 1886, compró una propiedad vecina para poder construir una nueva casa para sí mismo: Stokesay Court.
Este proyecto comenzó en 1889 y, aunque Allcroft no llegó a verlo terminado, su hijo, Herbert, finalizó la obra, aunque en una versión algo reducida y sin el observatorio que se había planeado inicialmente.
Herbert y su esposa, Margaret, tuvieron dos hijos, Russell y Jewell.
Tras el fallecimiento de Herbert en 1911, fue Jewell, la fuerte y decidida matriarca de la familia, quien heredó Stokesay.
Enfrentó la gestión de la mansión durante dos guerras mundiales y periodos de requisición, reubicándose junto a su familia en una parte de la casa conocida como el Ladies’ Wing.
Jewell, conocida cariñosamente por su familia como Precious, recibió la herencia tras la muerte de su madre en 1946 y de su hermano Russell en 1950, quedando así responsable de Stokesay.
La historia de Caroline Magnus es un recordatorio de cómo el patrimonio familiar puede abrir nuevas puertas y conexiones con el pasado.
Su vida, una vez normal y ordinaria, se ha entrelazado con un legado histórico que sin duda transformará su futuro.
La inesperada herencia ha revivido la historia de una mansión que ha visto el paso de generaciones y que, a pesar de los retos, sigue siendo un símbolo de resistencia y continuidad familiar.