Una serie de mujeres que trabajaron en Harrods han presentado graves denuncias contra Mohamed al-Fayed, expresando haber sufrido abusos sexuales y violación durante sus años en la reconocida tienda londinense.
En un impactante giro de los acontecimientos, varias mujeres que formaron parte del personal de Harrods han decidido alzar la voz y acusar a Mohamed al-Fayed, quien fuera el propietario del famoso centro comercial londinense, de violación y abuso sexual.
Seis mujeres han afirmado haber sido víctimas de violación por parte del magnate egipcio, fallecido el año pasado a los 94 años, y aproximadamente 20 más han denunciado haber sufrido abusos sexuales por su parte.
Las mujeres, que trabajaron en la emblemática tienda desde finales de los años 80 hasta la década de los 2000, revelaron que los ataques se llevaron a cabo en las oficinas de la tienda, en el apartamento de Fayed en Londres o durante viajes al extranjero, particularmente en el lujoso hotel Ritz de París.
Al parecer, al-Fayed tenía un patrón definido en sus agresiones, que incluía recorrer las plantas de venta de Harrods en busca de jóvenes asistentes que le parecieran atractivas, para luego aislarlas y atacarles.
Estas revelaciones fueron expuestas en un documental y un pódcast de la BBC titulado 'Al-Fayed: Depredador en Harrods', que ha generado una ola de indignación pública.
El programa de la BBC sostiene que la dirección de Harrods no solo fracasó al intervenir ante estas denuncias, sino que en ocasiones llegó a encubrirlas, permitiendo que la cultura del abuso se perpetuara dentro de la empresa.
Ante las acusaciones, los actuales propietarios de Harrods se han manifestado profundamente consternados, enfatizando que la compañía es “muy diferente” hoy en día.
El abogado Bruce Drummond, quien representa legalmente a varias de las mujeres afectadas, describió la situación como una 'telaraña de corrupción y abuso' dentro de un entorno de trabajo que ha sido descrito como oscuro y tóxico.
Este escándalo reaviva el debate sobre la cultura de silencio que a menudo rodea los casos de abuso en lugares de trabajo, especialmente en industrias con grandes figuras del poder y la influencia.
Históricamente, Harrods ha sido un símbolo del lujo y la opulencia en Londres, pero estas denuncias han manchado su reputación y ponen de relieve la necesidad de políticas más rigurosas en la protección de los empleados contra abusos.
El impacto de estas acusaciones también resonará en la comunidad empresarial, donde las investigaciones sobre acoso y abuso sexual han sido cada vez más comunes y necesarias.
El caso de Mohamed al-Fayed es un recordatorio de que los que ocupan posiciones de poder deben ser responsables de sus actos, y que las víctimas deben ser escuchadas y apoyadas en su búsqueda de justicia.