Un nuevo informe detalla las responsabilidades de la industria de la construcción y del gobierno en el incendio mortal de Grenfell Tower, donde perdieron la vida 72 personas.

Un informe reciente ha dejado al descubierto una serie de fallos en la seguridad que llevaron al devastador incendio en la Grenfell Tower en Londres, que dejó un saldo de 72 fallecidos, incluyendo 54 adultos y 18 niños.

Esta tragedia, considerada el peor incendio en un edificio residencial en el Reino Unido desde la Segunda Guerra Mundial, tuvo lugar en 2017 y se ha señalado como el resultado de una ‘cultura de deshonestidad’ dentro de varias empresas de construcción e inacción por parte del gobierno ante advertencias serias sobre la seguridad.

El informe de casi 1700 páginas detalla que las condiciones que llevaron al desastre eran ‘evitables’ y resultaron de ‘décadas de fallos’ en el sistema que favorecieron la incompetencia, así como en algunos casos, la avaricia y la falta de ética.

En particular, el uso de revestimientos inflamables en la Grenfell Tower desempeñó un papel crucial en la expansión del fuego, que se inició en un refrigerador en la cocina del cuarto piso y rápidamente se propagó a través del revestimiento exterior del edificio, convirtiéndose en un infierno voraz.

Los sobrevivientes del incendio han expresado su frustración con el largo proceso de investigación, que consideran un retraso en la justicia.

‘Cada pérdida de vida fue evitable’, afirmó Natasha Elcock, portavoz del grupo Grenfell United, que representa a los sobrevivientes y a las familias de las víctimas.

‘La vida humana nunca fue una prioridad; perdimos amigos y seres queridos de la manera más horrible, a causa de la avaricia y la corrupción’.

Durante la investigación, el presidente Sir Martin Moore-Bick criticó duramente a las empresas de construcción responsables de la fabricación del revestimiento inflamable y la espuma aislante, acusándolas de manipulación deliberada y deshonestidad para imponer sus productos en la torre.

Además, indicó que el gobierno estaba al tanto de los riesgos asociados con el uso de tales materiales, pero que ‘falló en actuar conforme a su conocimiento’.

Este trágico evento lleva consigo una serie de preguntas sobre la seguridad en los edificios residenciales en el Reino Unido.

A raíz de la tragedia, ha habido un llamado insistente para que se reformen las normas de seguridad en la construcción y se ponga mayor énfasis en la protección de la vida de los residentes.

En años recientes, han surgido más debates sobre la regulación de materiales de construcción y la ética de la industria.

El incendio de la Grenfell Tower ha dejado una marca indeleble en la sociedad británica, no solo por la magnitud de la tragedia, sino por las lecciones que nos ha dejado sobre la responsabilidad corporativa, la ética en la construcción y la protección de vidas humanas.

La búsqueda de justicia y apoyo para los afectados continúa, a medida que la comunidad se aferra a la esperanza de que la memoria de los que perdieron la vida no sea olvidada y que se tomen medidas efectivas para prevenir que algo similar vuelva a ocurrir.