El Primer Ministro japonés, Fumio Kishida, realizó una breve visita a la planta nuclear de Fukushima el domingo para resaltar la seguridad de la inminente liberación de las aguas residuales radiactivas tratadas en el Océano Pacífico, un plan divisivo que su gobierno quiere comenzar pronto a pesar de las protestas en el país y en el extranjero.

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El Primer Ministro japonés, Fumio Kishida, realizó una breve visita a la planta nuclear de Fukushima el domingo para resaltar la seguridad de la liberación de las aguas residuales radiactivas tratadas en el Océano Pacífico.

Este plan, que ha generado controversia, tiene como objetivo comenzar pronto a pesar de las protestas tanto en el país como en el extranjero.

El viaje de Kishida se produjo horas después de su regreso a casa el sábado, tras una cumbre con líderes de Estados Unidos y Corea del Sur en la residencia presidencial estadounidense de Camp David.

Antes de partir de Washington el viernes, Kishida declaró que ya era hora de tomar una decisión sobre la fecha de liberación del agua tratada, la cual aún no se ha establecido debido a la polémica generada.

El anuncio del plan de liberación, realizado por el gobierno hace dos años, ha enfrentado una fuerte oposición por parte de las organizaciones pesqueras japonesas, que se preocupan por el daño adicional a la reputación de sus productos del mar mientras luchan por recuperarse del desastre.

Grupos en Corea del Sur y China también han expresado preocupación, convirtiéndolo en un tema político y diplomático.

Tanto el gobierno como la compañía operadora de la planta, Tokyo Electric Power Co.

(TEPCO), afirman que el agua debe ser removida para dar espacio al desmantelamiento de la planta y para evitar posibles fugas accidentales de los tanques, ya que gran parte del agua aún está contaminada y requiere un tratamiento adicional.

Japón ha obtenido el apoyo de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) para mejorar la transparencia y la credibilidad, y garantizar que el plan de TEPCO cumpla con las normas internacionales de seguridad.

El gobierno también ha intensificado una campaña para promover la seguridad del plan a nivel nacional y a través de canales diplomáticos.

La AIEA, en un informe final en julio, concluyó que el plan de TEPCO, si se lleva a cabo estrictamente como se diseñó, causará un impacto insignificante en el medio ambiente y en la salud humana, alentando a Japón a seguir adelante.

Según informó la agencia de noticias Kyodo, Kishida les dijo a los reporteros después de su visita a la planta el domingo que esperaba reunirse con el jefe de la organización nacional de pesca el lunes, antes de que sus ministros decidan la fecha en una reunión la próxima semana.

Kishida no mencionó una fecha de inicio para la liberación del agua, pero se espera ampliamente que sea a finales de agosto.

Durante su visita del domingo, Kishida pudo ver las instalaciones de filtración y dilución de las aguas residuales y se reunió con el presidente de TEPCO, Tomoaki Kobayakawa, y otros altos funcionarios.

Según Kyodo, instó a los funcionarios a priorizar la seguridad en la liberación y ayudar a prevenir cualquier daño a la reputación de las pesquerías locales.