Un hombre australiano ha sido arrestado en Italia tras ser acusado de múltiples delitos de fraude y lavado de dinero en un esquema que afectó a ancianos en Estados Unidos.

Imagen relacionada de detenido australiano defraudar ancianos

Un ciudadano australiano ha sido detenido en Italia tras ser acusado por las autoridades estadounidenses de llevar a cabo un elaborado esquema de fraude cibernético que habría estafado más de 43 millones de euros (31 millones de dólares) a ancianos en varios estados de Estados Unidos.

Andrew Brolese, de 44 años y con doble nacionalidad australiana e italiana, fue arrestado por la policía de fronteras italiana en el Aeropuerto de Malpensa en Milán el 18 de octubre, justo después de aterrizar en un vuelo procedente de Singapur.

Las investigaciones revelan que Brolese ha residido en países como Australia, Nueva Zelanda y Mónaco, y que era perseguido por el FBI desde hace más de tres años por presuntos delitos cometidos en estados como Florida, Carolina del Norte y Tennessee.

La detención de Brolese se realizó tras un largo proceso investigativo de las autoridades estadounidenses, quienes había emitido una alerta sobre su actividad delictiva.

Después de su arresto, Brolese fue trasladado a la prisión de Busto Arsizio, ubicada a 35 kilómetros al norte de Milán, donde ahora enfrenta un proceso de extradición hacia Estados Unidos.

Según el pliego de cargos, que fue difundido por el Departamento de Justicia de EE.UU., Brolese y su socio utilizaron 'ventanas emergentes maliciosas' como parte de una conspiración internacional que deshabilitaba las computadoras de los usuarios, redirigiéndolos hacia centros de atención telefónica falsos donde se les solicitaba pagar por un servicio técnico inexistente.


El documento de acusación señala que la pareja, a través de su empresa Digital Marketing Support Services (DMSS), supuestamente 'ideó y pretendió idear un plan para defraudar y obtener dinero y propiedades mediante representaciones y promesas fraudulentas'. Además, se menciona que DMSS, junto con sus entidades afiliadas, estaba constituida en las Seychelles y se dedicaba a la publicación y venta de ventanas emergentes maliciosas para aumentar el tráfico hacia estos call centers.

Se destaca que al menos diez de las víctimas de este esquema de soporte técnico tenían más de 55 años, lo que pone de manifiesto la vulnerabilidad de los ancianos ante este tipo de fraudes.

Casos como el de Brolese son un recordatorio de los peligros que enfrentan los consumidores, especialmente los mayores, en el mundo digital actual, donde las técnicas de estafa están en constante evolución.

Las autoridades continúan investigando el alcance de este fraude y trabajando para ofrecer mayor protección a los ciudadanos, especialmente a aquellos que son más susceptibles a ser víctimas de estafas.

En un contexto donde el uso de la tecnología ha crecido exponencialmente, los fraudes en línea se han convertido en un fenómeno alarmante que afecta a numerosos usuarios en todo el mundo.