Michel Barnier, primer ministro de Francia, recibe el apoyo de Marine Le Pen en su propuesta de moratoria sobre la inmigración. La presión para cumplir una antigua promesa electoral aumenta.

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El nuevo primer ministro de Francia, Michel Barnier, se encuentra bajo creciente presión para cumplir una promesa hecha durante su campaña electoral: la suspensión de la inmigración en el país.

Barnier, quien anteriormente fue negociador del Brexit, ha sido respaldado por Marine Le Pen, líder del partido de extrema derecha Agrupación Nacional, quien apoyó la propuesta de una moratoria de entre tres a cinco años que él presentó durante su candidatura presidencial en 2021.

En aquel entonces, Barnier abogó por una "pausa" en las políticas migratorias con el fin de recuperar el control sobre la inmigración en Francia.

Esto incluye la implementación de una moratoria, así como la terminación de la regularización de inmigrantes indocumentados, el establecimiento de criterios más estrictos para la reunificación familiar y una reducción en el número de visados de larga duración.

La presión sobre Barnier ha aumentado en medio de la creciente preocupación pública sobre la inmigración en el país, un tema que ha suscitado un intenso debate político.

En una reciente entrevista con el periódico La Tribune Dimanche, Le Pen declaró que apoya la llamada de Barnier para implementar una prohibición temporal de la inmigración y expresó su apoyo a su candidatura como primer ministro.

"No hay duda de que Michel Barnier parece compartir nuestra visión sobre la inmigración.

Ahora, esperamos acciones de su parte", afirmó Le Pen.

Los campamentos de migrantes han surgido en diferentes puntos de París, lo que ha llevado a una creciente insatisfacción en la población local.


En su intervención, Le Pen criticó a los líderes de la izquierda por "rehusar enfrentar la realidad del problema migratorio", al tiempo que reafirmó su respaldo hacia las propuestas de Barnier durante las primarias republicanas de 2021, muchas de las cuales coincidieron con las posiciones de su partido.

Barnier, por su parte, ha prometido que su principal prioridad como primer ministro será "poner fin a la inmigración actual" y restablecer la autoridad del Estado.

Esto marca un giro significativo en la política de inmigración y será un punto focal de su administración en los meses venideros.

Desde 2015, Francia ha enfrentado un aumento en el número de llegadas de migrantes, lo que ha generado tensiones tanto en la sociedad como en el sistema político.

Muchos observadores ven este nuevo enfoque hacia la inmigración como una respuesta directa a estos desafíos, así como un intento de Barnier de reforzar su posición en un contexto político cada vez más polarizado.

La respuesta del público y de los grupos defensores de los derechos humanos será crucial para determinar el rumbo que tomará la política migratoria en el país.

En resumen, la situación migratoria en Francia es un tema candente, y con la presión sobre Barnier en aumento, se espera que tome decisiones que podrían redefine la política de inmigración en el país en el futuro cercano.