El presidente Emmanuel Macron designa a Francois Bayrou como su cuarto primer ministro, enfrentando desafíos en el presupuesto y la oposición política.

En un contexto de creciente inestabilidad política, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha nombrado a Francois Bayrou como su cuarto primer ministro en un lapso de dos años.

Esta decisión, anunciada el pasado viernes, llega en un momento crucial para el país, que enfrenta su segunda crisis política en seis meses.

Bayrou, un centrista experimentado y aliado cercano de Macron, recibe la responsabilidad de gestionar la aprobación de una ley especial destinada a prorrogar el presupuesto de 2024, un primer paso esencial mientras se avecina una lucha más intensa por el presupuesto de 2025.

A la edad de 73 años, Bayrou deberá presentar pronto su lista de ministros, aunque se anticipa que enfrentará desafíos similares a los que vivió el anterior primer ministro, Michel Barnier.

Este último fue derrocado tras una fuerte oposición al presupuesto de 2025 en un parlamento dividido entre tres bloques enfrentados, lo que ha generado incertidumbre sobre la capacidad de Bayrou para avanzar con su agenda legislativa.

El liderazgo de Bayrou no solo debe lidiar con la fragmentación del parlamento, sino también con el desgaste de la popularidad del presidente Macron, quien ha sido objeto de críticas y protestas en los últimos años.

Esta subvención de la opinión pública podría servir como un obstáculo adicional para Bayrou, especialmente dado su estrecho vínculo con el presidente.

En una reacción inicial a su nombramiento, el presidente del partido de extrema derecha, Agrupación Nacional (RN), Jordan Bardella, declaró que no solicitarán una moción de censura inmediata contra Bayrou.

Aun así, Marine Le Pen, otra figura clave del RN, sugirió que Bayrou debería considerar las demandas de la oposición en lo que respecta al presupuesto.

Por otro lado, las reacciones desde la izquierda han sido más variadas.

El líder comunista Fabien Roussel indicó que su partido no tomará represalias contra Bayrou, siempre y cuando no intente implementar decisiones drásticas sin un debate adecuado.

Sin embargo, los líderes del partido de extrema izquierda Francia Insumisa han manifestado su intención de buscar la destitución de Bayrou si desatiende sus principales preocupaciones, que incluyen cuestiones fiscales y de pensiones.

La situación política actual de Francia ha generado dudas sobre la capacidad de Macron para completar su segundo mandato, que finaliza en 2027. A esto se le suma el aumento de los costos de endeudamiento en medio de la incertidumbre política, dejando un vacío de poder en el corazón de Europa, justo cuando Donald Trump se prepara para regresar a la Casa Blanca.

Para fortalecer el apoyo a Bayrou tras el reciente derrocamiento de Barnier, Macron ha estado en conversaciones con líderes desde el centro hasta la izquierda, excluyendo a partidos como el RN y Francia Insumisa.

Esta encrucijada representa un nuevo capítulo en la política francesa, donde el futuro de varios actores políticos, incluido el mismo Macron, será observado de cerca por el público y analistas internacionales, mientras el país navega por un panorama político turbulento.