La valiente Gisele Pelicot ha ganado el apoyo de miles en Francia en su juicio contra su exmarido y otros denunciados, convirtiéndose en un ícono de la reivindicación feminista.

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Avignon, Francia: Cada mañana, Gisele Pelicot llega al palacio de justicia y se encuentra con un grupo numeroso de seguidores, principalmente mujeres, que la esperan pacientemente.

Al finalizar su jornada, una multitud se agolpa en su recorrido, brindándole aplausos y vítores.

A muchos les resulta tan familiar que la llaman "Gisele" en lugar de la habitual "Madame Pelicot", como si la conocieran de toda la vida, aunque pocos la han tratado en persona.

En su estilo elegante, estas mujeres ven reflejadas sus propias historias y las de sus madres y abuelas.

En la ciudad del sur de Francia, Avignon, ellas llegan al tribunal y esperan horas solo para mostrar su apoyo a Gisele.

"No sé cómo lo hace, su dignidad es admirable", comenta Catherine Armand, de 62 años, quien llegó una hora y media antes del inicio de una reciente sesión para ocupar un lugar privilegiado en la sala donde se retransmitía el juicio.

"Admiro a esta mujer.

Es excepcional", añade.

Desde que comenzó el juicio por violación contra su exmarido y otros 50 acusados, hace tres semanas, Gisele Pelicot ha emergido como una figura de referencia del feminismo en Francia.

Su rostro, enmarcado por un moderno corte de pelo al estilo Anna Wintour y unas gafas de sol tostadas, aparece en los noticiarios nocturnos, en las portadas de diarios y en muros grafiteados de múltiples ciudades, así como en carteles levantados por manifestantes en todo el país.

Activistas feministas y autoras han escrito cartas abiertas en su defensa que han sido publicadas en periódicos y leídas en la radio.


El apoyo a Gisele ha sido abrumador; en una reciente manifestación, varios miles de personas se congregaron en la Plaza de la República en París el 14 de septiembre, exigiendo justicia para ella y para todas las víctimas de agresiones sexuales.

Alaban su valentía, su fortaleza y su dignidad al enfrentarse a su desgarradora historia.

También la destacan por su decisión poco común de hacer público su sufrimiento, en lugar de optar por mantener el juicio en privado.

Esta determinación resuena en muchas víctimas que sienten que Gisele habla en su nombre.

Helene Devynck, periodista y autora, expresó en el periódico Le Monde: "No solo eres tú, Gisele, la que han tratado como un objeto.

Nos dicen a todas nosotras que somos insignificantes.

Tu fuerza nos devuelve la nuestra.

Gracias por este inmenso regalo".

La historia de Gisele Pelicot es un testimonio potente que invita a la reflexión sobre la violencia de género y la búsqueda de justicia.

A lo largo de la historia, las mujeres han luchado contra la opresión y el silencio.

En un contexto donde el movimiento #MeToo ha tomado fuerza globalmente, casos como el de Pelicot son fundamentales para reforzar la visibilidad de estas problemáticas, no solo en Francia, sino en todo el mundo.

Su imputación y la demonstración de apoyo a su causa podrían marcar un antes y un después en la lucha por los derechos de las mujeres en la sociedad actual.