El Departamento de Comercio de EE. UU. anuncia elevaciones en los aranceles para paneles solares provenientes del sudeste asiático, con incrementos que en algunos casos superan el 3.000 por ciento, en respuesta a la supuesta competencia desleal. La medida afectará a países como Camboya, Malasia, Tailandia y Vietnam, y aún está pendiente de una decisión definitiva que podría impactar en los precios de la energía solar en Estados Unidos.

Estados Unidos se encuentra en proceso de implementar un incremento significativo en los aranceles para los paneles solares importados desde cuatro países del sudeste asiático.
La medida, que aún está en fase de revisión, podría traducirse en aumentos de precios que superan el 3.000 por ciento en algunos casos, afectando a toda la industria de energía renovable en el país.
El Departamento de Comercio de EE. UU. publicó recientemente las tarifas finales para los paneles solares, ya sean ensamblados o no en módulos, provenientes de Camboya, Malasia, Tailandia y Vietnam.
Esta decisión se produce después de una investigación que señala que algunas compañías chinas estarían eludiendo los aranceles estadounidenses enviando sus productos a través de estos países del sudeste asiático, en un intento por reducir sus costos y ganar competitividad en el mercado norteamericano.
Según datos proporcionados por la revista especializada Solar Power World, los aranceles para las importaciones desde Camboya podrían aumentar en un rango que va desde el 729% hasta más del 3.500%. En Tailandia, compañías como Sunshine Electrical y Taihua New Energy enfrentarían aranceles que alcanzan el 972%, mientras que en Malasia, Baojia New Energy se enfrentaría a un incremento del 250%.
Por su parte, en Vietnam, empresas como GEP New Energy, HT Solar, New Energy Vina y Vietnam Green Energy tendrían aumentos en los aranceles que rondarían el 813%.
Estos cambios en las tarifas comerciales entrarán en vigor una vez que la Comisión de Comercio Internacional de EE. UU. (ITC) emita una decisión final en el próximo mes. La investigación, iniciada el año pasado, responde a una queja de un pequeño grupo de fabricantes de paneles solares de Arizona, quienes argumentan que la llegada masiva de productos importados a bajos precios está dificultando su supervivencia en el mercado local.
En un fallo preliminar, la ITC ya se posicionó a favor de los denunciantes, lo que sugiere que la decisión definitiva podría seguir la misma línea.
La administración del expresidente Joe Biden en 2023 vetó un proyecto del Congreso que buscaba reactivar los aranceles a las importaciones de energía solar, principalmente provenientes de Asia, generando así divisiones dentro de la industria estadounidense.
El incremento de los aranceles ha generado opiniones encontradas. Las empresas que fabrican y ensamblan paneles en EE. UU. sostienen que no hay suficiente capacidad nacional para satisfacer la demanda creciente de energía solar en el país, y que estas medidas podrían encarecer los costos para los consumidores y ralentizar la expansión de las energías renovables.
Sin embargo, los defensores de la política arancelaria argumentan que busca proteger a la industria local de prácticas comerciales desleales y promover la fabricación interna.
Históricamente, Estados Unidos ha implementado medidas similares en el pasado para proteger a sus industrias, como en el caso de las tarifas a productos electrónicos en los años 80 y 90, con resultados que a veces beneficiaron a los productores nacionales, pero también generaron tensiones comerciales con otros países.
La decisión final de la ITC y la respuesta de las empresas afectadas determinarán si estos aumentos de aranceles realmente se materializan y cómo impactarán en los precios de la energía solar a nivel doméstico.
En conclusión, la posible elevación de aranceles en EE. UU. representa un movimiento estratégico que busca equilibrar la balanza en la competencia internacional, pero también podría tener consecuencias en la accesibilidad y el costo de la energía renovable en el país.
La industria y los consumidores están atentos a las próximas decisiones, que podrían marcar un antes y un después en el desarrollo de la energía solar en Estados Unidos.