Una supuesta llamada entre Donald Trump y Nicolás Maduro abre la puerta a posibles negociaciones, mientras EE.UU. intensifica su presencia militar en la región, generando incertidumbre en Venezuela y en la comunidad internacional.
Según fuentes anónimas citadas por el diario The New York Times, la llamada habría sido un paso preliminar hacia una posible reunión entre ambos líderes en territorio estadounidense.
Aunque no hay confirmación oficial ni detalles precisos sobre los temas tratados, la noticia ha generado diversas interpretaciones y especulaciones en el ámbito político.
Supuestamente, la llamada ocurrió días antes de que el Departamento de Estado de #EE.UU. designara como grupo terrorista al supuesto Cartel de los Soles, vinculado con el gobierno venezolano. El gobierno de Caracas ha desestimado esta acusación, calificándola como un invento de Washington para justificar futuras acciones. Hasta ahora, ni Estados Unidos ni #Venezuela han emitido declaraciones oficiales confirmando la conversación, aunque tampoco la han negado, lo que incrementa la incertidumbre sobre la posible apertura a negociaciones.
Este incidente se produce en un contexto de creciente tensión en la región. Hace unos días, #Trump advirtió que las Fuerzas Armadas estadounidenses comenzarían operaciones para detener por tierra a narcotraficantes en Venezuela, después de que en operaciones marítimas se bombardearon más de 20 lanchas y se reportaron al menos 80 muertes.
El expresidente aseguró en una llamada con militares que estos movimientos son una advertencia para que el gobierno venezolano deje de enviar drogas a EE.UU., en un esfuerzo por desmantelar lo que calificó como redes criminales.
Estos movimientos militares forman parte de una estrategia más amplia de Estados Unidos para presionar a Venezuela y buscar una solución política en medio de la crisis económica y social que atraviesa el país
Supuestamente, estos movimientos militares forman parte de una estrategia más amplia de Estados Unidos para presionar a Venezuela y buscar una solución política en medio de la crisis económica y social que atraviesa el país.
La presencia del portaaviones USS Gerald R. Ford en el Caribe, la mayor embarcación de guerra de EE.UU., y las demostraciones de fuerza con aviones bombarderos B-52H, evidencian la intención de Washington de mantener una postura de presión constante.
Por otro lado, en Venezuela se han registrado ciertos movimientos diplomáticos que sugieren un interés por buscar salidas negociadas. La vicepresidenta Delcy Rodríguez supuestamente propuso a EE.UU. liderar un gobierno de transición sin Nicolás Maduro, en un intento por aliviar la crisis política. Además, informes no confirmados indican que Caracas habría ofrecido a Washington abrir sus recursos petroleros y de oro a las empresas estadounidenses, además de redirigir exportaciones desde China a Norteamérica.
Estos avances y amenazas ocurren en un momento de alta tensión, con la Armada estadounidense desplegando en el Caribe el portaaviones USS Gerald R. Ford y realizando ejercicios militares con aviones de ataque. La comunidad internacional observa con atención, ya que la región se encuentra en un punto crítico donde las decisiones pueden afectar la estabilidad y el equilibrio geopolítico en América Latina y más allá.
La historia de las relaciones entre EE.UU. y Venezuela ha estado marcada por décadas de confrontaciones y negociaciones, desde la crisis de los misiles en Cuba en 1962 hasta las sanciones económicas actuales.
La posibilidad de un acercamiento, aunque todavía lejana, parece abrirse en medio de la tensión, pero también de la incertidumbre sobre las verdaderas intenciones de ambos lados.
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