Análisis de los recientes nombramientos en el gabinete de Donald Trump y su impacto en la administración pública americana.

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La reciente configuración del gabinete del presidente electo Donald Trump ha generado gran expectación y controversia, evocando imágenes de un gobernante poco ortodoxo, similar a una versión estadounidense de Calígula.

Este emperador romano es conocido por haber considerado la posibilidad de nombrar a su caballo como cónsul, lo que refleja lo inesperado de las decisiones de Trump en la selección de sus colaboradores.

En este sentido, la nominación de personajes como Robert F. Kennedy Jr., un escéptico de las vacunas, al frente del Departamento de Salud y Servicios Humanos, y Linda McMahon, famosa por su carrera en el mundo de la lucha libre, como secretaria de educación, no deja de ser sorprendente.

Ahora, Trump ha expresado su deseo de nombrar a Kash Patel para dirigir el FBI. Este joven de 44 años, que trabajó durante el primer mandato de Trump como un “ejecutor político”, es conocido por su negocio de mercancía pro-Trump y por haber escrito un libro infantil que presenta una historia fantástica que involucra a un mago llamado Kash.

Mientras tanto, se respira alivio en algunos sectores al saber que el excongresista de Florida, Matt Gaetz, no asumirá el cargo de fiscal general, después de verse envuelto en un escándalo de acusaciones de conducta sexual inapropiada y uso de drogas.

Sin embargo, Patel podría convertirse en el nuevo “fiscal supremo” de Trump desde su posición en el FBI.

El problema, sin embargo, no es solo a quién nombra Trump, sino a quién planea despedir.

Su constante enfrentamiento con lo que él llama el “estado profundo”, un supuesto entramado de burócratas que se oponen a él, podría resultar en la expulsión de miles de funcionarios públicos no políticos.

Trump cree que puede lograr esto con una simple firma en un decreto que facilite el despido de empleados federales, una iniciativa que se presenta con el nombre evocador de “Schedule F”. Esta estrategia, fruto de la Fundación Heritage y su Proyecto 2025, busca reestructurar radicalmente el aparato gubernamental.


Para llevar a cabo esta purga, Trump ha designado a Elon Musk y al empresario farmacéutico Vivek Ramaswamy para dirigir un nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental.

Aunque su nombre sugiere una mejora, este organismo funcionará fuera de los límites tradicionales del gobierno.

Musk ha prometido “hacer temblar el sistema”, mientras que Ramaswamy aspira a eliminar hasta el 75% del gobierno federal.

Trump ha comparado el trabajo de este grupo con el Proyecto Manhattan, el famoso programa que llevó al desarrollo de la bomba atómica.

La modernidad del estado americano, que se consolidó en la década de 1930 bajo el liderazgo de Franklin Delano Roosevelt y sus iniciativas del New Deal para enfrentar la Gran Depresión, nunca había estado bajo un ataque tan intenso como el actual.

Para los fieles de MAGA, la restauración de Trump se presenta como una reforma esencial del gobierno.

No obstante, su reelección plantea una seria amenaza no solo a la democracia estadounidense, sino también a la propia estructura del gobierno.

La elección de Trump para liderar los Institutos Nacionales de Salud, una de las principales entidades de investigación médica del mundo, establece un claro ejemplo de su enfoque radical.

Dr.

Jay Bhattacharya, conocido por oponerse firmemente a los confinamientos durante la pandemia de COVID-19, ha expresado ideas severas sobre la preparación ante futuras pandemias, sugiriendo que lo primero que debe hacerse es despedir a todos los responsables de la misma.