Un análisis de la controvertida dieta del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, que se caracteriza por la ingesta de alimentos ultraprocesados y un bajo contenido nutricional.

La #dieta del presidente electo ha sido objeto de críticas considerablemente duras. Según su propio hijo, #Donald Trump Jr., una de las bromas que hizo sobre el compromiso de Kennedy Jr. de “hacer a América saludable otra vez” fue que tendría que esperar hasta “mañana” para comenzar. Este comentario no solo plantea la ironía del momento, sino que también destaca la notoriedad de la inclinación de Trump hacia la comida poco saludable.
En términos más específicos, la dieta de Trump parece consistir en muy pocas comidas reales a lo largo del día. A menudo, el desayuno no incluye nada, y si tiene que comer, se decanta por unos cuantos trozos de tocino y huevos fritos. Para el almuerzo, suele pasar de largo, y en la cena puede elegir entre hamburguesas de McDonald's, pollo frito de KFC, pizza o un filete bien hecho. Se ha reportado que consume hasta doce latas de refresco de cola dietética al día, una cantidad que suena alarmante.
El reconocido activista de la salud, Robert F. Kennedy Jr., que ha sido nombrado potencial secretario de salud, ha catalogado los hábitos alimenticios de Trump como “veneno”. Este análisis ha sido respaldado por expertos en nutrición, como Sam Rice, especialista en este campo para el diario Telegraph, quien ha señalado que la dieta de Trump es “extremadamente pobre” y está llena de alimentos ultraprocesados que carecen de beneficios nutricionales significativos.
Uno de los aspectos más preocupantes de la dieta de Trump es la alta ingesta de grasas saturadas y carbohidratos simples
Uno de los aspectos más preocupantes de la dieta de Trump es la alta ingesta de grasas saturadas y carbohidratos simples, que pueden provocar picos de azúcar en sangre y resistencia a la insulina.
El bajo contenido de fibra y alimentos vegetales amigables para el intestino contribuyen a la imagen de una dieta que no solo es desequilibrada, sino también perjudicial a largo plazo.
A pesar de ser el presidente electo, Trump aparentemente no ha prestado atención a las recomendaciones nutricionales convencionales. Se sabe que al comenzar el día, a menudo opta por tomar varios suplementos vitamínicos que incluyen zinc, vitamina D, famotidina, melatonina y aspirina diaria, pero ningún alimento sólido.
Esto sugiere que, aunque se esfuerza por cuidar ciertos aspectos de su salud, su enfoque nutricional es, en el mejor de los casos, inconsistente.