Un border collie de tres años se convierte en estrella del footvolley en las playas de Río, sorprendiendo a los asistentes con su habilidad.

Mientras los bañistas disfrutan del sol y del mar, muchos se detienen a observar con asombro a un pequeño atleta peludo que ha capturado la atención de todos.
Se trata de Floki, un border collie de tres años que ha llevado el juego del footvolley a un nuevo nivel, sorprendiendo a todos con sus habilidades increíbles.
El footvolley es un #deporte que combina elementos del fútbol y el voleibol de playa, donde los jugadores no pueden usar manos ni brazos. El perro Floki ha demostrado que también puede ser un competidor en este emocionante deporte. Con el dueño, Gustavo Rodrigues, un entrenador de footvolley, Floki se ha vuelto una sensación en redes sociales, acumulando cientos de miles de seguidores en plataformas como Instagram y TikTok.
Rodrigues jamás imaginó que adoptaría un perro con tanto talento. Originalmente, quería un American bully, pero el destino le trajo a Floki. Desde que era apenas un cachorro de dos meses, el border collie mostró su energía al saltar detrás de globos de cumpleaños. Fue entonces cuando su dueño decidió empezar a entrenarlo en una actividad llamada 'altinha', donde un grupo de personas intenta mantener en el aire un balón de fútbol mientras están en círculo.
Floki dio el salto a una competición más compleja: el footvolley
En 2023, Floki dio el salto a una competición más compleja: el footvolley, un pasatiempo que a menudo disfrutan algunos futbolistas brasileños al final de sus carreras, como los campeones del mundo Ronaldinho y Romário.
Floki no solo participa; destaca por su asombrosa capacidad para posicionarse en la cancha y anticiparse a las jugadas. Gustavo, de solo 26 años, afirma que Floki a menudo realiza movimientos que ni siquiera algunos jugadores profesionales logran ejecutar correctamente.
La combinación de agilidad, coordinación y un sentido del juego innato parece estar programada en el ADN de Floki. Durante los partidos, el perro se transforma en el alma de la fiesta, saludando a su dueño con un 'high-five' cada vez que comienza a jugar. Y aun cuando descansa a la sombra de un bar de caipirinhas, su atención permanece fija en el partido que se desarrolla en la cancha cercana.