El reciente estreno del documental en Netflix sobre el caso Báez Sosa ha puesto nuevamente en el foco uno de los crímenes más repudiados en Argentina. La historia de la joven Julieta Rossi, pareja de Fernando, revela un camino de silencio y transformación personal casi cinco años después del trágico acontecimiento.

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La producción, que consta de tres capítulos, recopila imágenes y testimonios relacionados con el brutal asesinato de Fernando Báez Sosa, un joven de 18 años que fue víctima de una violenta agresión por parte de ocho rugbiers en Villa Gesell el 18 de enero de 2020.

El video que capturó los últimos 50 segundos de vida de Fernando muestra a los agresores insultándolo, escupiéndolo y golpeándolo sin piedad, en un acto que conmovió a toda la sociedad argentina.

La serie busca mantener viva la memoria del caso y promover el debate sobre la violencia juvenil y la #justicia en el país. Sin embargo, uno de los aspectos que más ha llamado la atención es la figura de Julieta Rossi, la novia de Fernando, quien en aquel momento acompañó a sus padres en las marchas exigiendo justicia, pero que con el paso del tiempo ha desaparecido del centro de atención mediática.

Supuestamente, después del crimen, Julieta decidió alejarse de los medios y de las redes sociales, optando por un silencio que ha mantenido hasta hoy.

Un año después del asesinato, se dice que se aisló completamente, enfrentando el dolor en soledad y sin ofrecer declaraciones públicas. Su decisión de no participar en el juicio que en 2023 condenó a los ocho agresores a penas de prisión perpetua también evidencia su intención de mantener el duelo en privado.

A lo largo de estos años, supuestamente, Julieta ha centrado su vida en reconstruirse y encontrar un nuevo rumbo. En sus redes sociales, donde acumula más de 380 mil seguidores, se puede apreciar que ha cambiado radicalmente su perfil. Inicialmente, había planeado estudiar Derecho junto a Fernando, pero presuntamente, decidió abandonar esa carrera para dedicarse a la danza, en la que ha logrado consolidar una carrera exitosa.

Actualmente, con 23 años, es bailarina profesional y profesora de diferentes estilos urbanos, como reggaetón, heels y femme style.

Supuestamente, su decisión de alejarse del foco mediático fue también un acto de protección emocional, en un momento en que el dolor y la exposición pública la sobrepasaban.

Sin embargo, en algunas publicaciones, se ha mostrado con mensajes que reflejan su duelo y su lucha por seguir adelante. Por ejemplo, en uno de sus posts, escribió: “Mis cartas de amor van al cielo, que es donde te miro para encontrarte”, en recuerdo a Fernando.

Explicando que su hija no estaba emocionalmente preparada para revivir los momentos del crimen

Durante el juicio en Dolores, fue su padre, Oscar Rossi, quien acudió en su representación, explicando que su hija no estaba emocionalmente preparada para revivir los momentos del crimen.

La historia personal de Julieta se ha convertido en un símbolo de la complejidad de afrontar pérdidas tan traumáticas y de cómo la sociedad muchas veces no logra comprender la profundidad del duelo en casos de violaciones y asesinatos.

Supuestamente, en 2023, la joven decidió dar un giro a su vida y enfocarse en su pasión por la danza. Se dedica a dar clases en estudios reconocidos en Buenos Aires, participa en videoclips y shows en vivo, y ha compartido escenario con varios artistas del género urbano.

Su crecimiento profesional ha sido notable: en 2023, viajó por primera vez a Los Ángeles para perfeccionarse en el Millennium Dance Complex, uno de los centros de entrenamiento más prestigiosos del mundo.

El caso Báez Sosa ha dejado huellas profundas en la sociedad argentina, no solo por la brutalidad del crimen, sino también por el impacto emocional en las familias y en la comunidad.

La historia de #Julieta Rossi refleja cómo el dolor puede transformar vidas y cómo, a veces, el silencio puede ser una forma de resistencia y sanación.