La reina Mary de Dinamarca abdica después de 20 años en el trono junto a su esposo, el rey Frederik X.
En Copenhague, la ciudad de adoquines centenarios que inspiró los cuentos de hadas de Hans Christian Andersen, una multitud se reunió, luciendo abrigos de invierno, bufandas y gorros de lana, algunos incluso se tomaban de la mano.
Cuando la familia real asomó sus cabezas por las puertas del balcón, la temperatura había bajado por debajo de cero.
Aquí había espacio suficiente para los cínicos. Incluso algunos llegaron con pancartas. 'Justicia para Pingo', gritaba uno de ellos, usando el antiguo apodo de la marina del rey Frederik X, exigiendo que se le juzgara por traición, aparentemente por la decisión de su gobierno de permitir bases militares estadounidenses en suelo danés.
Es probable que se le solicite al nuevo rey su consentimiento real.
Pero los teóricos de la conspiración y los republicanos fueron superados en número por las más de 100,000 personas que solo querían, aunque fuera solo por unas horas, abrir sus corazones y olvidarse de todo lo demás.
Hoteles, trenes y aerolíneas habían estado completamente reservados desde que la reina anunció su abdicación sorpresa en su discurso televisado de Nochevieja.
Faith Julija Kristensen, quien dejó Sydney en 2006 para una nueva vida con su pareja en Dinamarca, fue una de las que aprovechó el momento.